Los 'superdepósitos' destrozan a los fondos monetarios
Las imposiciones a plazo de la banca ofrecen hasta el 4% anual, lejos del 0,75% que dan los fondos monetarios de media en los últimos 12 meses.
Depósito o fondo monetario? Los dos productos compiten por el mismo tipo de cliente, en ambos el riesgo es mínimo y la rentabilidad, escueta. Pero en lo que va de año la diferencia entre haber confiado el dinero a uno u otro producto ha sido abismal. Y es que la rentabilidad de los mejores depósitos se ha mantenido estable en el entorno del 4% desde comienzos de año. Mientras, los fondos que invierten en el mercado monetario han cosechado una de sus peores marcas históricas, con una rentabilidad media del 0,67% hasta comienzos de noviembre, según Morningstar. En los últimos 12 meses, las ganancias suben hasta el 0,75%.
"Está claro que la rentabilidad de los monetarios está bajo mínimos. Pueden resultar útiles, no obstante, para casos en los que la factura fiscal es importante", señala Victoria Torre, directora de análisis y producto de Selfbank. Así, un ahorrador con su cartera en fondos de inversión que quiera reducir su riesgo sin tener que tributar puede optar por traspasar parte del dinero a un fondo monetario.
Por su parte, Paula Mercado, directora de análisis de VDOS Stochastics, también destaca que las ventajas de invertir en un fondo son "una mayor diversificación de los activos en cartera y una fiscalidad muy atractiva, al estar exento en caso de traspaso de patrimonio entre fondos".
Los fondos monetarios permiten aparcar el riesgo de otro fondo sin tributar, una ventaja fiscal que es ahora su gran reclamo
"El depósito anula el riesgo de mercado, ofreciendo una rentabilidad cierta y -en estos momentos en que las entidades necesitan captar pasivo- bastante atractiva. Como contrapartida, la inversión dependerá de la fiabilidad de una única entidad de crédito y, a su vencimiento, se practicará automáticamente la retención sobre la plusvalía obtenida", añade.
La guerra del pasivo ha tenido mucho que decir en la clásica guerra del dinero más conservador. "La competencia ejercida por los depósitos bancarios, que previsiblemente se mantendrá en el futuro próximo, sigue actuando como freno para la recuperación del sector a corto plazo", señala la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en su último boletín trimestral.
Las entidades financieras continúan dependiendo de la financiación minorista, ante la dificultad de encontrar dinero en los mercados mayoristas de deuda. BBVA reabrió hace unos días el mercado al colocar 750 millones de euros en bonos a 18 meses, pero a un coste elevado del 4%. Así, la extensa red de oficinas de la banca se ha convertido en su mejor arma para obtener liquidez y, en los últimos tiempos, han comenzado incluso a comercializar pagarés, activos de renta fija restringidos hasta el momento a inversores institucionales. Ofrecen hasta un 4% dependiendo del vencimiento.
La rentabilidad media de los depósitos hasta un año se situó en septiembre en el 2,74%, según los datos del Banco de España, pero las ofertas para captar liquidez superan con mucho ese porcentaje. Actualmente, entre las mejores ofertas a un año aparecen las de Banco Espírito Santo, al 4,4%, y la de Oficinadirecta.com, al 4%. Si se aumenta el plazo, las rentabilidades crecen.
Un producto muy vigilado
Antes de la crisis, los fondos monetarios eran considerados activos absolutamente seguros. Sin embargo, el estallido de la crisis trajo consigo otra realidad. Estos fondos habían invertido en deuda dudosa, asumieron riesgos de divisa y ensancharon la duración de su cartera más allá de lo prudente. Saltaron las alarmas.
Por eso, en abril de 2009, la CNMV decidió tomar cartas en el asunto con una serie de medidas que hacían mucho más rígida su regulación y que establecían que solo los fondos más seguros podrían denominarse "monetarios". De esta manera, los fondos monetarios estaban obligados a tener una cartera de activos con un riesgo de impago prácticamente nulo (no podrían invertir en deuda subordinada, ni tener exposición a renta variable o a riesgo divisa y todos los activos tendrían que tener una calificación crediticia a corto plazo de A2 como mínimo) y la duración media de las carteras quedó reducida a menos de seis meses.
Este verano, el organismo volvía a intervenir. La CNMV levantaba un poco el yugo, aunque lo cierto es que la normativa de este tipo de productos sigue siendo extremadamente estricta. Así, en el mes de junio establecía que la duración media de la cartera será igual o inferior a seis meses y, como excepción, pueden tener exposición a deuda soberana con calificación crediticia mínima BBB-.
Eterna competencia
La crisis ha desmontado por tanto la consigna errónea de que los fondos monetarios no podían sufrir pérdidas y ha acentuado el atractivo de los depósitos como refugio seguro para el ahorrador. Los bancos han jugado con creces esa baza con tal de captar liquidez, hasta el punto de que el Banco de España ha comenzado a penalizar a las entidades que más compiten en remuneración y que están ahora obligadas a realizar mayores aportaciones al Fondo de Garantía de Depósitos. Aun así, la necesidad de financiación sigue siendo acuciante y la banca española afronta vencimientos de deuda por 120.000 millones de euros el próximo año, según datos de PwC.
La reciente rebaja de tipos del BCE del 1,5% al 1,25% debería reducir la remuneración de los depósitos para no presionar aún más los márgenes de la banca, aunque la guerra por la liquidez apunte a lo contrario.
Las cifras
2,74% es la rentabilidad media en depósitos a un año, según el Banco de España.120.000 millones de euros en vencimientos afronta la banca española el próximo año.0,75% rentaron los monetarios en el último año.