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Juan Manuel Vinós - Consejero delegado de LGN Tech Design

"Falta convertir la innovación en empresas"

LGN ha ganado el galardón del público de los Premios CincoDías por su proyecto de moto eléctrica.

La aportación de Juan Manuel Vinós (Molina de Aragón, Guadalajara, 1961) a LGN consiste en su experiencia como directivo de banca (actualmente en excedencia). Como apasionado del mundo del motor, se ha sumado al proyecto de crear una moto eléctrica comercial con el que han ganado el galardón del público de los Premios CincoDías a la Innovación Empresarial. Esta firma nació como spin-off de la Universidad Carlos III de Madrid. Los lectores lo eligieron por encima de otros de Feve, Acciona, Mutua Madrileña y Oritia & Boreas.

¿Cuál cree que es el futuro del vehículo eléctrico?

La moto va a tener un papel importante. Hay que pensar que a medio plazo un 20% de los vehículos que se comercialicen serán eléctricos. Vemos que se habla mucho del automóvil, pero tiene limitaciones en cuanto a la recarga por su propia dimensión. Sin embargo, pensamos que el primer vehículo eléctrico que va a tener éxito en la movilidad de los particulares será la moto. Porque te permite que en un punto de carga en la vía pública se pueda recargar una decena de ellas. Va a ser funcional para el ciudadano, por su tiempo de carga y por su uso más amigable.

¿Quién será el cliente? ¿Tendrá conciencia ecológica?

Nosotros pensamos que por ser eléctrica no tiene que dejar de ser una moto. Tiene un componente emocional y de afición que debemos ofrecer al cliente. De hecho, queremos que eso se incremente. Puede ir dirigida al que busca un transporte ecológico en la ciudad, para eso debes dar autonomía, y también para quien la desea como hobby. Obviamente, ayudará que en las grandes ciudades se está limitando el uso de los vehículos de combustión.

¿Cómo ve la relación entre la universidad y las empresas?

Es un ejemplo de cómo pueden hacerse las cosas, ahora que parece que todo es negativo. Yo me he encontrado aquí a un grupo de gente que podía haber seguido siendo funcionario en la universidad, pero son gente joven que se ha buscado su propio empleo. Han arriesgado todo lo que tenían por un proyecto. La universidad tiene unos tiempos y un esquema que no es el del sector privado. Y la empresa necesita a la universidad como apoyo y refuerzo intelectual en lo que se hace. Falta un componente intermedio, porque la universidad percibe al sector privado como la gran empresa, pero no se percibe como una manera de hacer las cosas. La empresa no solo es el dinero y los recursos, es también una forma de trabajar.

¿Por qué cree que no surgen más pymes de la universidad?

Creo que no es culpa de la universidad, sino de la sociedad. Si a pesar del elevado paro juvenil, la mayoría de los estudiantes quieren ser funcionarios, es difícil. Además, desde las facultades, los que tienen capacidad para crear una spin-off cuentan con el reconocimiento interno para trabajar en la universidad y normalmente se les ofrece seguir en los centros, por lo que muchos de ellos acaban como funcionarios. Poca gente toma el riesgo.

¿Hay dinero para este tipo de empresas?

Sí, por supuesto. Ha costado saber quién es el inversor objetivo, pero una vez localizado lo hemos encontrado. Lo que sí hemos visto es que hay que dar con la persona adecuada. Si hablas con un mando intermedio de una gran compañía, no va a arriesgar su puesto por apoyar a una pyme. Hay que dirigirse directamente al presidente de la compañía. Y curiosamente en este caso hemos encontrado a nivel privado consejeros de compañías importantes que han invertido su propio dinero.

¿Cree que hay innovación en España?

Hay mucha innovación, porque hay mucha imaginación. Lo que falla es convertir eso en empresa. Lo que falla es trasladarlo al sector privado. Y no es difícil. Por ejemplo, el constructor Honda fue conocido en el mundo en solo cuatro años.

Para salir de fábrica en 2012

LGN nació oficialmente en julio de 2010 como esfuerzo de dos hermanos ingenieros, José Germán y Raúl Pérez Alonso, dos treintañeros apasionados de las motos. Ellos mismos han fabricado desde cero el diseño de la moto eléctrica, incluido el chasis. "Esto es tecnología 100% española", señala Vinós. José Germán dejó su carrera de profesor universitario para lanzar esta spin-off de la Universidad Carlos III, donde también se ha creado la Cátedra LGN.En poco meses quieren tener lista la versión metropolitana, de calle, para comenzar a producirla y comercializarla. Serán motos entre 250 cc y 400 cc.Quien crea que puede ser un "cacharrillo", como dice Vinós, se confunde. Además de la elevada potencia, el prototipo ha demostrado, en el Campeonato del Mundo de motos eléctricas, que es capaz de correr (y mucho). En su primera carrera, en el circuito francés de Magny-Cours, quedó tercera. El siguiente escalón fue en el circuito californiano de Laguna Seca, donde por un problema mecánico acabó última, pero demostró su velocidad, ya que marcó solo tres segundos menos en su vuelta rápida que Valentino Rossi con su Ducati en MotoGP.Puede llegar fácilmente a los 200 kilómetros por hora en circuito y la sensación, según sus creadores, es muy especial. "Al ser el motor eléctrico, no se oye nada. Es una forma diferente de disfrutar la velocidad y el entorno. Quien la ha probado dice que la sensación es más parecida al surf o al esquí", asegura.Creen que en pocos años pueden llegar a vender bastantes unidades. "Hemos hecho un plan de negocio bastante realista. La implantación de la moto eléctrica va a ser decidida, pero va a ir poco a poco. Primero irán las flotas, las instituciones, las compañías de alquiler y finalmente también el cliente particular. La compañía debería vender entre 10.000 y 12.000 unidades en el tercer año de producción", estima su consejero delegado.La versión metropolitana está diseñada para que su batería tenga 100 kilómetros de autonomía a 100 kilómetros por hora de media, lo que, en realidad, en ciudad puede servir para recorrer unos 140 kilómetros. Su coste rondará entre los 7.000 y 8.000 euros y como ventaja clara tendría el coste de recarga, solo unos 80 céntimos de euro. Para recargarla solo haría falta un enchufe normal y tardaría alrededor de dos horas.

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