¿Cuánto cuesta su tiempo?
En la última década, los departamentos fiscales de las empresas han ido más allá del cumplimiento fiscal, siendo más proactivos en la gestión de eventuales riesgos, contribuyendo a las decisiones empresariales e influyendo en el resultado final. Este valor añadido se pone de manifiesto, más si cabe, en los procesos de internacionalización, ya que las empresas están descubriendo que las nuevas tecnologías pueden ayudar a sus departamentos fiscales a responder al cumplimiento normativo liberando su tiempo para ofrecer más valor que nunca.
Ante este reto, deberíamos preguntarnos: ¿está seguro de la exactitud e integridad de los números fiscales de su empresa y su capacidad para defenderlos? ¿Tiene una buena visibilidad sobre la situación fiscal de su compañía en todo el mundo? ¿Su equipo fiscal es capaz de gestionar la complejidad relativa al cumplimiento del impuesto de sociedades, IVA, precios de transferencia, etc., en todos los países en los que opera, ahora y en el futuro? ¿Las actividades rutinarias de cumplimiento fiscal ocupan demasiado tiempo al personal encargado de dicha tarea? ¿Es capaz de acceder y obtener valor de los datos fiscales a través de su organización internacional? Si su respuesta a alguna de esas preguntas es no, la tecnología podría ayudarle a cambiar las cosas.
Adicionalmente, las autoridades fiscales de todo el mundo están invirtiendo en tecnología para mejorar su eficiencia y afinar sus métodos de selección en las inspecciones fiscales. ¿Cómo puede ayudar la tecnología? La automatización y estandarización facilita la gestión de los flujos de datos complejos, optimiza el desempeño de las tareas rutinarias y aumenta la precisión de los datos fiscales y requerimientos relacionados. Mejorar la eficiencia permite a los departamentos fiscales internos dedicar menos tiempo a actividades de cumplimiento fiscal y más tiempo para poder concentrarse en otras de mayor valor añadido, como por ejemplo actividades de planificación fiscal proactivas.
La implementación de nuevas tecnologías no necesariamente requiere una gran inversión, pero sí exigirá a los directores fiscales construir un modelo de negocio sólido enfocado en el riesgo y en el buen gobierno, poniendo de relieve cómo la tecnología puede mejorar la precisión y el control de la información fiscal. Asimismo, es necesario hacer hincapié en los costes de oportunidad, poniendo de relieve cómo los recursos que actualmente se asignan a tareas de cumplimiento fiscal de bajo nivel pueden dedicarse a actividades de planificación que generen un mayor valor añadido.
Miguel Arias Menchén. Socio de Global Compliance Services de KPMG Abogados