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Secretos de despacho

Sin ornamentación en Poncelet

Jesús Pombo maneja con destreza la diversidad en los negocios y de personal

La historia de este ejecutivo no sorprendería si hace siete años su vida profesional, hasta entonces dedicada a la consultoría y asesoría a empresas en el área concursal, no hubiera dado un giro de 360 grados, al haber arrancado un nuevo concepto de alimentación especializada alrededor del mundo del queso. Fue en 2004 cuando Jesús Pombo, madrileño, de 45 años, lanzó Poncelet Punto Selecto, un pequeño espacio gourmet alrededor de este lácteo, después de un estudio que detectó algunas necesidades no cubiertas en este sector por parte de los distribuidores minoristas.

Asegura que no le gusta quedarse nunca en la superficie, prefiere ahondar en las profundidades de cualquier asunto, así que cinco años después de este lanzamiento, con la crisis asomando, se adentró en el mundo del queso y ha redondeado el negocio creando un concepto novedoso, el primer centro afinador de quesos en España. Este año, en plena recesión económica, ha inaugurado el Poncelet Cheese Bar, un innovador concepto de restaurante basado en este ancestral alimento.

Licenciado en Económicas, trabaja en un señorial espacio en el barrio madrileño de Chamberí, la sede de Técnicos Concursales Outsourcing (TCO), que lidera desde 1996 y desde donde atiende y presta servicios a las empresas en el área concursal y en situaciones de crisis económico-financieras.

"En estos momentos es cuando hay que invertir, arriesgar, trabajar, crear empleo"

Pombo afirma que para gestionar una agenda repleta de responsabilidades como la suya se requiere, sobre todo, de organización y de planificación. "Tengo que tenerlo todo bajo control; eso es contraproducente porque genera estrés, aunque no se manifieste de manera aparente", dice este ejecutivo que, si algo aparenta, es calma y tranquilidad.

A pesar de que la procesión va por dentro, reconoce que vive volcado en el nuevo negocio del queso, al que llegó por azar y que ahora se ha convertido en una pasión. "Entré por casualidad, porque asesoraba a una multinacional dentro del sector de la alimentación, y ahí comenzó un proyecto de más envergadura". Poco a poco, ha ido haciéndose un hueco en un nicho de mercado en Madrid convertido en una realidad con cada vez más fieles. "Una cosa te va llevando a otra, ocurre en todo en la vida y en los negocios también", asegura.

Dice esto porque primero comenzó con un pequeño establecimiento, pero ahora está inmerso en un proyecto de elaboración quesero con la escuela de afinación situada en Alcobendas (Madrid), lo que quiere decir que se encargan de madurar las piezas y después sacarlas a la venta. Normalmente este trabajo lo realizan los fabricantes de queso, pero con esta nueva iniciativa se crea una figura profesional en España, la del afinador, ya existente en Francia, Italia e Inglaterra.

Cree que su gran habilidad y la base de su éxito se rigen por la filosofía oriental, que habla de "trabajar, trabajar y trabajar". Y no olvida agradecer la generosidad de su familia para seguir el ritmo laboral que ha adquirido en los últimos años. "Mi mujer me ha seguido en todo lo que he hecho y eso es algo que le tengo que agradecer porque me ha facilitado mucho las cosas", asegura. En su caso, la línea entre trabajo y ocio es muy delgada. "Para montar un negocio necesitas tener el apoyo incondicional de los tuyos porque si no, es difícil".

A pesar de que valora las inversiones intangibles, también cuida los tangibles, con riesgo, eso sí, controlado. Por ejemplo, en la puesta en marcha del restaurante Poncelet Cheese Bar en Madrid ha invertido más de un millón de euros. "Pero ahora es cuando hay que invertir, arriesgar, trabajar, crear empleo".

Es parco en palabras, pero su discurso es directo, conciso. Cuenta con una plantilla, entre todos sus negocios, de cerca 70 personas, y afirma que precisamente por esa diversidad de profesionales la complejidad de gestión es elevada. "Cuando el personal es tan variopinto como el mío, hacer equipo es complicado".

Pombo intenta aplicar un liderazgo basado en el ejemplo, "es importante demostrar que hay compromiso, disciplina, y que la función del líder es dar las herramientas necesarias para que todos hagan su trabajo".

El bucólico recuerdo de Francia

Cuando se le pide a Jesús Pombo que elija un objeto de su despacho al que le tenga aprecio no lo encuentra. Por una razón: porque se trata de un lugar que se caracteriza por su austeridad, "no tengo objetos ni fotografías, nada".Dicho esto, acude a la sala de juntas de la compañía para buscar el tan preciado detalle, un cuadro de quesos, al que le tiene cariño porque le recuerda los viajes que hizo con su esposa a Francia, en los comienzos de esta andadura empresarial, en busca de originales muestras de este alimento. "No hemos delegado nada en la relación con los queseros que nos proveen". El poco tiempo que tiene lo invierte en viajar a lugares recónditos en busca de nuevos tesoros lácteos.Comienza la jornada a las 7.45 horas, tomando un café mientras lee los periódicos de la mañana, a las 8.20 está en su despacho, donde planifica el día. El resto de la jornada es un no parar, aunque no se le note, y ya planea exportar el modelo del restaurante Cheese Bar a otros países, porque cree que es claramente exportable. Si le sobra algo de tiempo, lo dedica a la lectura.

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