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Carlos Moro - Presidente del grupo Matarromera

"Hace falta determinación de los ejecutivos para innovar"

Este directivo demuestra que desde un pueblecito de Valladolid se puede innovar. Su bodega ha lanzado al mercado un vino sin alcohol, pero también productos de cosmética.

La bodega Matarromera, conocida por crear algunos de los mejores vinos de España, en los últimos años ha prestado atención a innovar en otros campos. Por ejemplo, la cosmética o el vino sin alcohol, el Emina Zer0.0, que ha ganado el Premio CincoDías en la categoría de proyecto empresarial más innovador en el campo de las nuevas tecnologías. Carlos Moro (Valladolid, 1953), ingeniero agrónomo, recogió el galardón el pasado lunes. La bodega, con sede en Valbuena del Duero (Valladolid) factura 14 millones de euros y cuenta con 140 empleados. Incluso su nuevo negocio de bebida sin alcohol ya otorga ingresos por valor de un millón de euros.

¿Qué supone para ustedes este premio?

Lo primero, gratitud por haberlo recibido. Es un apoyo importante para un grupo de profesionales estupendo en un lugar muy bonito, pero donde se tienen mayores dificultades y retos para realizar actividades punteras a nivel mundial, como estamos haciendo nosotros.

¿Cómo de difícil es hacer la investigación allí?

En Madrid hay una masa de personal formado, con relaciones personales en una gran ciudad. Lo que no hay en un ambiente rural, en medio del campo. También este es nuestro mérito. Estamos atrayendo empleo y, además, de calidad. Pero cuesta encontrarlo, porque requerimos gente de primer nivel especializada. Estamos creando y formando equipos. Es un orgullo. Además, nos permite disponer de una tecnología propia. De hecho, tenemos siete patentes.

¿Comercializan el vino sin alcohol fuera de España?

Vendemos a todo el mundo. En México, Puerto Rico, República Dominicana, Chile, Reino Unido, Alemania, Bélgica, Oriente Próximo y Asia. Para 2012 hemos firmado un contrato con China de 800.000 euros. En España, en 25 grandes superficies, como El Corte Inglés, Carrefour o Alcampo.

¿Cuál es su potencial cliente?

La ventaja del vino sin alcohol es que puede tomarlo una persona desde un año hasta los 100 años. Mis nietos lo toman. Tiene menos alcohol que un zumo. De hecho, tenemos la certificación que acredita que se puede vender en cualquier país musulmán. Es una bebida con antioxidantes, sin alcohol ni calorías. Se vende en lata y en botella, que está más orientada como sustitutivo del momento de tomar el vino, pero nunca podremos sustituir a un gran Matarromera.

¿Cuál es la reacción del consumidor cuando lo prueba?

Hay una reacción positiva. Hace tres o cuatro años, al ser tan novedoso el concepto, chocaba. Era una heterodoxia. Lo que pasa es que una heterodoxia a una bodega que está produciendo uno de los mejores vinos de España y del mundo, pues se acepta. En cuanto la gente se enfrenta al producto en sí mismo, a la mayoría le gusta. Sin embargo, para aquellos que tiene la expectativa de tomarse un gran vino, como un Matarromera crianza, no se va a cumplir esa condición.

Destinan un 29% de su facturación a la I+D, ¿por qué esa apuesta?

Por mis antecedentes, por mi actitud ante la I+D en épocas pasadas, porque ha habido la oportunidad de trabajar en procesos de mejora de los vinos. Además, ha surgido otro campo que no sospechábamos, como es el de extraer y aprovechar otros componentes de la uva en cosmética y farmacia.

¿Qué novedades lanzarán?

Las cápsulas Esdor, para nuestra marca de nutricosmética para la farmacia. Previenen la oxidación de las células y, por tanto, el envejecimiento.

¿Cree que a las bodegas les falta innovación?

No hay una proclividad a la innovación, pero cada vez más bodegas se están incorporando. Para innovar, se requiere una actitud y la voluntad para hacerlo. Hay que tener un departamento, recursos y una cierta dimensión. No es lo común ni lo frecuente. Para mí fue siempre una obsesión.

¿Cómo se debe fomentar esa visión en España?

Hace falta una determinación clara de la dirección, de los ejecutivos de la empresa, para innovar. Si el dueño, el presidente o el máximo responsable no toman una actitud absolutamente proclive y apoyan el desarrollo de la empresa, es muy complicado que desde los estamentos intermedios puedan realizarlo.

¿Hay mentalidad innovadora?

No tanto. Ya lo decía la frase de Unamuno: "Que inventen ellos". Por tanto, ha sido algo así. Se ha tomado el producto que viene de fuera. Yo lo estoy viendo en el campo de la farmacia. Hemos tomado la alternativa de desarrollar el producto, de investigar y ponerlo en el mercado. Es una actitud muy distinta. No siempre es fácil, pero hay que fomentar esa actitud en el empresariado. Y apoyar proyectos concretos de tecnologías punteras. Este premio también es un acicate para los demás, una demostración de cómo una pequeña empresa logra ponerse en vanguardia mundial en algunos sectores.

¿Hacen falta más recursos públicos o el empresario debe asumir la responsabilidad de la inversión?

Es indudable que debe asumirlo el empresario. Porque lo que no cuesta no se valora. Aunque no cabe duda de que las Administraciones públicas tienen que apoyar en líneas de financiación. Y se pueden mejorar los procesos administrativos, porque los proyectos de investigación son muy sensibles al tiempo. Es fundamental que los procesos sean cortos.

¿Cómo está afectando la crisis al sector del vino?

Hay una reducción de ventas, pero se compensa en parte con un incremento importante en exportación. Hemos aprendido que es imprescindible salir a exportar con productos de calidad. Nosotros estamos en 70 países y supone casi un 30% de la facturación, pero en cinco años queremos llegar al 50%.

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