Energía e innovación, motores del futuro que queremos
La historia de la humanidad, su progreso y el nivel de bienestar del que hoy disfrutamos se deben en gran medida a personas con talento e imaginación que un día apostaron por hacer realidad sus ideas. La innovación, entendida como renovación o creación de algo nuevo y útil, ha existido desde siempre y ha sido el motor de la humanidad.
Ya ha pasado más de un siglo desde que Edwin Drake perforó el primer pozo de petróleo en Pensilvania y desde que Henry Ford fabricó el primer Ford T. Desde entonces hasta ahora, el suministro energético ha contribuido, sin lugar a duda, al bienestar y al desarrollo demográfico y económico de la sociedad. El motor que lo ha hecho posible ha sido la innovación tecnológica, presente en todos y cada uno de estos avances.
La demanda creciente de energía y la intensidad en carbono del mix energético mundial hace que nos encontremos ahora ante una encrucijada: diseñar un modelo energético inteligente. Debemos satisfacer la demanda actual, pero nuestras necesidades presentes no pueden comprometer los recursos de las generaciones futuras.
El reto al que nos enfrentamos debe tener una respuesta global, con un sistema en el que coexistan todas las formas de energía disponibles, las convencionales y las alternativas; todas aquellas formas de energía que puedan ser producidas de manera equilibrada, segura y asequible.
Y en este punto, si nos preguntamos si todo lo que nos sirvió en el pasado nos va a servir en el futuro, seguramente llegaríamos a la conclusión de que no, con una excepción: la innovación y la tecnología seguirán siendo las claves fundamentales para la construcción del nuevo modelo energético. La magnitud de los retos que se nos plantean es tal que la innovación tecnológica tiene que hacerse con el esfuerzo y la ambición necesarios para ser capaces de encontrar las grandes soluciones que estos grandes retos requieren.
El desafío ante el que nos encontramos nos exige mirar a horizontes mucho más lejanos, nos exige tener sentido de urgencia y riesgo, y buscar soluciones y modelos disruptivos. No solo tenemos que aceptar la diversidad que nos rodea, tenemos que aprovecharla. La imaginación está en las personas, y es de su talento y trabajo de donde surgirán las mejores ideas. El nuevo modelo energético estará basado en una nueva cultura de información, de personas, de modelos flexibles de negocio y, como no puede ser de otra manera, de una estrecha colaboración entre la innovación académica y la empresarial.
En Repsol, estamos trabajando en la construcción del futuro desde el presente, y estamos convencidos de que la energía y la innovación seguirán siendo el motor para que el bienestar sea algo cotidiano para cada vez más personas de nuestro mundo en ese futuro que queremos.
Antonio Brufau. Presidente de Repsol