"El ansia de poseer nos ha hecho perder los valores"
Este ejecutivo cree que se deben introducir los daños ambientales y sociales en las cuentas de las empresas
Es compatible ser un alto ejecutivo y respetar unos valores? Esa es la pregunta a la que Jochen Zeitz (Mannheim, Alemania, 1963), presidente mundial de Puma, ha querido responder en el libro Dios, el dinero y la conciencia, escrito junto al monje benedictino alemán Ansel Grün. Este religioso es un fenómeno mediático en su país y ha publicado numerosas obras.
En su día a día cómo ejecutivo, ¿qué le ha aportado la experiencia?
Queríamos encontrar la esencia entre religión y negocio, para ver si tenían algo en común. Yo trabajo en una empresa, no clamo la palabra de Dios. Pero intentamos aplicar reglas que transmite también la religión, porque aportan algunos valores con los que queremos vivir. Tratamos de reducirlos a cuatro principios clave, que son justicia, honestidad, positividad y creatividad. Es la manera más pragmática de aplicar los valores a nuestra vida diaria y a la empresa.
"Los altos ejecutivos, al fin y al cabo somos humanos, no santos"
¿Cree que los ejecutivos tienen en cuenta la ética a la hora de tomar decisiones empresariales?
No hay tanta diferencia en cómo toman las decisiones los altos ejecutivos, al fin y al cabo somos humanos, no santos. Pero debemos ser conscientes de la responsabilidad que conllevan nuestras acciones.
Y los directivos, ¿han aprendido de valores en la crisis?
He vivido muchas crisis. De hecho, cuando empecé como consejero delegado de Puma, la primera medida que tuve que tomar fue despedir a mucha gente. La última que me tocó vivir en la empresa fue una de tantas. Hay que aprender algo de las crisis. Todas conllevan una oportunidad de sacar la parte positiva y aprovechar las oportunidades para poder contribuir al cambio positivo.
Esta crisis, ¿cree que ha venido motivada por una falta de valores en el sistema financiero?
La crisis no es culpa solo de los banqueros, sino de todas aquellas personas que creían que podían sacar un beneficio de los actos de los banqueros. Esta crisis es consecuencia de las ansias de poseer del ser humano, que nos han hecho perder los valores. Nunca podemos perderlos por mucho que queramos poseer. La lección que deberíamos sacar de la crisis es que no hemos cuidado bien los valores. Pero esta es solo una parte del problema, porque el cómo hacer dinero y las reglas del juego ya no son sostenibles. La cuestión es si nuestro sistema es sostenible a largo plazo. Yo creo que no. Tenemos que ver cómo lo podemos cambiar.
¿Cómo?
Por ejemplo, teniendo en cuenta el daño que las empresas hacen en la naturaleza. Hay que crear un modelo en el que se introduzcan impactos que antes no se tenían en cuenta. Debemos incorporar al balance, como externalidades, los daños al medio ambiente y a la sociedad. A todos los visionarios, al principio se les llamó idiotas. En los ochenta se hablaba en Ford de que los coches contaminaban demasiado y los accionistas dijeron que era una tontería. Pero la sostenibilidad revolucionará el mundo y habrá nuevas oportunidades, llevará a una revolución industrial. No es utópico, es pragmático.
A las multinacionales textiles, precisamente, se las ha acusado de no respetar los derechos ambientales ni laborales en algunas partes del mundo.
El problema es muy complejo, no depende solo de las fábricas, sino de las materias primas que utilizamos, porque ya determinamos el impacto que vamos a tener después. Por ejemplo, no compramos cuero a Brasil, porque probablemente el ganado haya pastado en bosques tropicales arrasados para crear pastos. Tampoco compramos algodón de Uzbekistán por la explotación infantil. Es muy complicado para nosotros creer que el impacto de nuestro negocio está bajo control, porque a pesar de que tengamos estándares, no todo es perfecto. Si la empresa valora los costes de sus acciones, será capaz de enfrentarse a ellos y eliminarlos. Nosotros ya publicamos en mayo nuestro balance medioambiental. Y el año que viene incorporamos un balance de pérdidas y ganancias sociales.
¿Es un cambio porque creen en él o porque los consumidores lo exigen?
Yo creo en el cambio.
¿Los consumidores también presionan?
Absolutamente. Empezamos con todo esto hace 14 años, así que no es algo que aparezca de un día para otro. Empezó como una responsabilidad, pero ahora forma parte del ADN de la empresa. Creemos en ello. Al consumidor también le gustará esto de nuestra empresa. Yo siempre he innovado, incluso con productos que al principio al consumidor le pudieron confundir.
¿Qué le parece el papel de Alemania en la crisis económica europea?
Alemania es una parte de Europa y está buscando soluciones para salir de la crisis. La solución está en trabajar todos juntos. Europa debe estar unida para salir de la crisis. Alemania tiene un papel importante, pero igual que otros.
Pero la Alemania de Helmut Kohl era más europeísta que la de Merkel.
Creo que Merkel ha velado por Alemania y también ha tenido en cuenta a Europa. No puede dejar de tener en cuenta el aspecto nacional. Kohl creía en la Europa unida en beneficio del continente y de Alemania. Merkel busca mantener a Europa unida en beneficio de todos.
Qué puede aprender un ejecutivo de un monje
Formado en Alemania, EE UU y Francia, Jochen fue nombrado presidente y consejero delegado de Puma con tan solo 30 años, en 1993. Tuvo que reflotar una firma en decadencia para que la marca pudiera introducir un poco la cabeza entre el casi duopolio de Nike y Adidas. ¿El secreto frente a los dos grandes rivales? "Somos una marca que mezcla deporte y estilo de vida para hacer un mundo mejor y más feliz. Esta es la esencia de nuestra firma". Actualmente es, además, consejero delegado de deportes y estilo de vida de PPR, la matriz de Puma.A pesar de la experiencia con Grün, se define como un hombre espiritual pero no religioso. De hecho, ni siquiera va a la iglesia. Aunque reconoce haber aprendido algunas cosas del monje: "Me di cuenta que iba demasiado rápido. He aprendido a pensar en el presente".