Qué es más caro para limpiar balances: deduciones a la vivienda o rescatar bancos
En los últimos meses no se ha vendido ni una casa. El Gobierno eliminó la deducción y se pararon las ventas; el PP prometió restablecerlas, y se pararon más. En el último ciclo alcista de la actividad la deducción se convirtió en un multiplicador descarado del precio, pero ahora bien podría convertirse en una fórmula nada desdeñable de limpiar los balances de los bancos.
Veamos. El boom de la vivienda que arrancó en 1998 y se quebró en 2007 por el alza excesiva de los precios, el mastodóntico endeudamiento de las familias y la borrachera de crédito concedido por la banca tanto a hogares como a empresas promotoras e intermediarias del mercado inmobiliario es la causa de nuestros males. La banca tienen en sus balances crédito relacionado con el sector inmobiliario por un billón de euros, y de ellos, 330.000 millones concedidos a los promotores y con muy escasas posibilidades de recuperarlos algún día.
Hasta ahora hemos sorteado la crisis financiera con unas cuantas intervenciones de cajas y la nacionalización de otras, con un coste aún limitado, inferior a los 20.000 millones de euros. Pero como la crisis se prolongue mucho, y hay pocas posibilidades de que no sea así, el deterioro de los balances bancarios no parará aquí, y finalmente se necesitarán bastantes más recursos para neutralizar los activos malos de sus balances. El propio FROB prevé ya capacidad de endeudamiento por 99.000 millones de euros por si fueren necesarios. Sólo una salida relativamente rápida de la crisis evitaría consumir tal cantidad.
Si las deducciones a la adquisición de vivienda se han convertido en el pasado en un multiplicador grosero del precio de las casas, puesto que garantizan en muchos casos la gratuidad del coste financiero del crédito hipotecario tomado para adquirirlas, ahora pueden actuar como catalizador del saneamiento de los balances de los bancos. Si se restituyen con carácter general de renta, pero con carácter temporal (pongamos cuatro años) y para las viviendas en estocaje de banca y promotores, generarán ingresos para el Estado, puesto que ingresará el IVA por cada operación, en cantidad suficiente como para financiar buena parte de la deducción.
Pero su efecto fundamental será revertir la situación en el sector (inmobiliario y bancario). Aunque no genere gran cantidad de empleo, puesto que estas casas ya están hechas o a punto de terminarse, limpiará los balances de los bancos, que liberarán capital por cada casa que vendan, hasta el punto de mejorar sus niveles de solvencia y liquidez y ponerlos en disposición de dar crédito a la clientela a renglón seguido.
Nadie garantiza que salga bien la operación. Pero liberar los 330.000 millones de crédito a promotores, consignados ahora ya como incobrables en muchos casos, supone poner una cantidad muy similar al servicio de la actividad económica, siempre que se encuentre una alternativa posterior a la construcción enfermiza de casas del pasado. Puede ser una cuestión de prueba y error, pero no lo considero descabellado.
¿Si las deducciones fueron consideradas buenas cuando se esparcían a manta y durante décadas, por qué no lo pueden ser de forma quirúrgica, por tiempo limitado y en condiciones limitadas?