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“Esta tienda podría sufrir un incendio”

La carta enviada por el BCE al Gobierno italiano, cuya existencia se conocía desde el día siguiente a su recepción, pero cuyo contenido íntegro lo publica Il Corriere della Sera,tiene un aire de chantajista de película de serie B. “Cuidado, esta tienda podría sufrir un incendio en cualquier momento” o “estos cristales parecen bastante frágiles”.

“A la vista de la severidad de la situación de mercado actual, consideramos crucial que las acciones listadas más arriba se tomen lo antes posible con decretos ley, seguidos de ratificación parlamentaria a finales de septiembre. Una reforma constitucional también sería apropiada”. Y un maletín en billetes pequeños con números de serie no consecutivos.

La situación de mercado estaba provocada, precisamente, por la falta de compromiso a la hora de las autoridades europeas a la hora de atajar la crisis de deuda o, al menos de imponer un cortafuegos a los países rescatados. Políticos como Rosler y Schäuble, o Gobiernos como el eslovaco o el finlandés, pasaron en pocos días de firmar la ampliación del fondo de rescate a poner reparos.

La carta está fechada el 5 de agosto. El día 4 fue la infausta reunión del BCE en la que el banco sugirió que estaba comprando deuda italiana y española cuando no lo estaba haciendo (por algún ignoto motivo estaba, de hecho, comprando bonos portugueses e irlandeses). La prima de riesgo española se fue a 400 puntos (la italiana también) y la Bolsa se desplomó en toda Europa. La “severidad de la situación del mercado” citada por el BCE tenía bastante que ver con el propio banco.

Seguir escarbando es más espinoso. El ex presidente de la CNMV Manuel Conthe explica muy bien, aunque en el diario de la competencia, que determinadas decisiones solo se pueden tomar bajo presión. Solo la crisis hace que los parlamentarios (alemanes o italianos) vean el panorama general, y no el suyo particular. Claro que, al contrario, no es difícil argumentar que el BCE está imponiendo una línea de pensamiento económico y una agenda política aprovechando la crisis (ya saben, la doctrina del shock y esas cosas).

Probablemente haya algo de las dos en la dureza mostrada por el BCE: postura negociadora, pero también carga ideológica. La parte mala es que mientras Europa jugaba al póker los mercados apostaban en su particular Blackjack al colapso financiero. Decíamos por aquí, allá por julio, que el verano se antojaba como una carrera contra el tiempo.España e Italia deberían soportar la presión de un mercado en situación de tensión extrema mientras se activaba el mecanismo de rescate europeo. Como un grupo de soldados rodeado que espera los refuerzos.

Sin embargo, la resolución no ha sido tan peliculera. Se ha evitado, de momento, el crac total, pero las duads europeas han provocado un brutal deterioro financiero que ha exasperado al resto del mundo. No ha habido un Lehman, pero estamos peor que estábamos, las perspectivas económicas son mucho peores.

Es más, las medidas que en julio parecían capaces de encauzar la crisis ahora se antojan totalmente insuficientes. Hoy, el mercado pide varios billones de euros para evitar contagios y miles de millones de euros para la recapitalización de los bancos. Si se trataba de asustar al Sur de Europa, es verdad que se ha conseguido, y con creces. Pero, ¿ha merecido la pena?.

P.D. A partir de hoy el blog estará inactivo una semana, pues el autor se marcha de vacaciones a pesar de los intentos de la página web de Renfe por retenerle en Madrid.

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