La duda razonable sobre el déficit

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha confirmado para este y el próximo ejercicio razonables tasas de crecimiento en la economía mundial, aunque con el desequilibrio de los últimos años: exuberancia en los emergentes y timidez en los desarrollados, que además ven reducida su aportación al avance de la producción en mayor medida, hasta tasas que ponen en riesgo la recuperación del empleo.

Este fenómeno es especialmente crítico en el caso de España, que a juzgar por el Fondo, consolida el estancamiento en el que ha entrado ya hace un año, y que no logra reducir la tasa de paro de forma apreciable. Las mayores dudas siguen estando en la capacidad de España para lograr los objetivos de las cuentas públicas, estabilizar la deuda y recuperar el crédito internacional. Porque los instrumentos de los que dispone para hacerlo deben ser no presupuestarios, dadas las urgencias financieras. El FMI reduce los estímulos a la economía para todos a la facilidad monetaria y la reconquista del crecimiento desde la austeridad: nada nuevo.

España tiene que acelerar las reformas de los mercados de bienes, servicios y factores y, dadas las necesidades de financiación de sus deudas y de su nueva actividad, recuperar el crédito externo, despegándose de los países que albergan dudas sobre su capacidad de pago.