España, al "rescate" del turismo egipcio
La 'primavera árabe' no sólo ha supuesto una revolución social y política para los ciudadanos del Magreb. Sus efectos se han extendido a la esfera económica y no siempre de forma positiva. Así ocurre en Egipto, gigante en materia turística, que está viviendo su particular vía crucis. Y es que la llegada de turistas (15 millones en 2010) se ha hundido, pese a que ya hace medio año que finalizaron las protestas y está en marcha la reforma política. La preocupación del Gobierno egipcio es enorme puesto que el turismo supone un 12% del PIB del país norteafricano, y la principal fuente de divisas.
Esta preocupación para El Cairo es aún mayor si se mira a España. La llegada de visitantes españoles a Egipto ha caído en algunos destinos hasta el 80%, mientras que la de otros turistas europeos (alemanes, ingleses, franceses) se ha recuperado conforme caminaba el nuevo Gobierno de Essam Sharaf. Por ello, el nuevo régimen, sucesor del de Hosni Mubarak, ha puesto en marcha una campaña "extraoficial", de concienciación de la sociedad española, que engloba a todas las esferas (política, social y medios de comunicación) para intentar frenar esta situación, que repercute en las arcas egipcias. Esta campaña de "rescate" del turismo egipcio, que no se ha hecho pública, se ha granjeado ya el apoyo de sectores españoles ligados al turismo (agencias de viaje, publicidad, hoteles), interesados en que funcione bien el puente entre Egipto y España, además de los propios medios de comunicación.
La campaña cuenta con una fortaleza: la transición política en Egipto se está produciendo según lo establecido y ya no hay vestigios de violencia por las calles. Sin embargo, debe superar una pesada losa: el turista español medio cuando sale al exterior no suele discriminar entre los diferentes países del Magreb y de los alrededores, y sitúa en un mismo nivel de riesgo a todos ellos.
Sea como fuere, el Ejecutivo egipcio mira con cierta desazón la recuperación del turismo exterior hacia España que se está produciendo este año, impulsada en parte, por el hundimiento de algunos destinos de competencia directa, como el propio Egipto. Y es que queda muy lejos el miedo y la desconfianza generada hacia España tras los atentados del 11-M. Pese a todo, la sensación desde El Cairo y también desde Madrid es que en época de crisis como la actual vale mucho más tender puentes para generar crecimiento económico entre todos que gastar esfuerzos en hundir la competencia.