La troika se niega a relajar los objetivos fiscales griegos
La troika (CE, BCE y FMI) comenzó ayer a examinar los planes fiscales del Gobierno griego para comprobar que cumplirá su objetivo de déficit durante este año (7,5%). Los acreedores internacionales han rechazado la intención de Atenas de relajar esa meta, para compensar la caída del crecimiento, o de cumplirla a base de impuestos de dudoso rendimiento.
El examen comenzó hacia las seis de la tarde y se hizo por teleconferencia, dos semanas después de que los representantes de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional abandonaran Atenas (el 2 de septiembre) ante la aparente negativa de Grecia a cumplir con los objetivos pactados.
La reanudación de las conversaciones, aunque sea a distancia, aspira a sentar las bases para liberar la sexta entrega del rescate griego, compuesta por 5.800 millones de la zona euro y 2.200 del FMI. Pero ayer no lograron un acuerdo y convocaron una nueva cita para hoy a la misma hora. El tira y afloja podría prolongarse, aunque ambas partes esperan que el préstamo llegue en octubre.
Los portavoces de la Comisión Europea aseguraron ayer que no se está pidiendo a Grecia nuevas medidas de austeridad sino que cumpla lo prometido. Pero con una caída del crecimiento dos puntos por encima de lo esperado (5,5% en lugar del 3,5% previsto por la troika), Bruselas y Washington saben que Grecia no puede cumplir su objetivo sin hacer nuevos esfuerzos.
El Gobierno socialista de Yorgos Papandreu anunció el pasado día 11 la creación de un nuevo impuesto sobre las propiedades inmobiliarias para intentar satisfacer las exigencias de la troika. Pero los organismos internacionales dudan del potencial de recaudación de esa tasa y prefieren que el derrape fiscal se cubra con recortes de gasto contantes y sonantes. El propio Venizelos reconoció durante la presentación del nuevo impuesto que en 2009 y 2010 se aprobaron otros dos gravámenes similares que nunca se han recaudado.
La troika también exige que Atenas cumpla el calendario de reformas estructurales anunciado, en particular, la reducción del sector público en 150.000 personas antes de 2015 (de un total de 727.440 en 2010) y la eliminación de organismos públicos hasta lograr un ahorro equivalente al 2,4% del PIB nacional.
A finales de este año, Grecia ya debería haber cumplido un tercio de esa reforma (con la supresión de 29.000 puestos de trabajo temporal y la no reposición de 15.000 jubilaciones): Pero la troika aprecia un evidente retraso en el plan, atribuido por los analistas al temor de Papandreu a soliviantar a su base electoral y sindical.
A pesar de las dificultades, Venizelos reiteró el domingo su intención de "lograr por completo los objetivos fiscales marcados para 2011 y 2012", aunque no oculta que siente maltratado por los mercados y por sus socios de la zona euro. El ministro prometió a los ciudadanos griegos que tan pronto como consigan un superávit primario, previsto para la primavera de 2012, "sacaremos al país de su posición de debilidad y dejaremos de ser chantajeados y humillados".
Ofensiva de la oposición
Pero el Gobierno de Papandreu tiene cada vez más difícil llegar al próximo año, no tanto por sus necesidades de financiación como por la presión política. El líder de la oposición conservadora, Antonis Samaras, ha convertido la promesa de rebaja de impuestos en el eje de una ofensiva que podría acabar forzando unas elecciones anticipadas. Venizelos dijo sentirse "herido" por unas promesas que tachó de "irresponsables".
Pero con un clima social cada vez más deteriorado, la campaña de Samaras podría lograr su meta y obligar a un replanteamiento de toda la operación de rescate. "Si Samaras se cree que puede ir y seducir a sus interlocutores europeos con un programa que contradice totalmente el punto de vista internacional, entonces es que no tiene ni idea de lo que le espera", señaló Venizelos en Atenas. En junio, la Nueva Democracia de Samaras ya se negó a aprobar el plan de ajuste a pesar de la presión europea.
El FMI pide más recortes en el sector público
El representante del FMI en la troika, Bob Traa, insistió ayer en que el Gobierno heleno debe persistir en la aplicación de reformas estructurales y de medidas de ahorro, especialmente en lo que se refiere a la reducción de empresas, personal y sueldos en el sector público. "En algunos casos, los salarios son muy altos", recalcó.En una conferencia en el balneario de Kavuri, Traa reconoció que Grecia ha hecho importantes progresos en los últimos meses, pero destacó que el país precisa cambios estructurales fiscales y económicos para lograr los objetivos de reducir el déficit y la deuda para evitar la quiebra. "Ahora el balón está en la cancha griega", aseguró.En su exposición, Traa advirtió que la economía griega se enfrenta a una recesión de al menos dos años. El FMI prevé que el PIB de Grecia caerá un 5,5% en tasa interanual este año y un 2,5% en 2012.