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Columna
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La confianza del crudo

El petróleo parece desafiar la ley de la gravedad. Con los países ricos creciendo a paso de tortuga, el crudo debería ser cada vez más barato. Pero en lugar de estar a 112 dólares el barril, el Brent se sitúa tan solo por debajo de los recientes picos. Mientras que la demanda china sea fuerte, el crudo parece susceptible de un cambio repentino.

Un duro pronóstico de la OCDE subraya las malas perspectivas económicas. Se espera que los países más industrializados crezcan solo un 0,2% hasta finales de año. Sin embargo, las petroleras apenas han notado los malos datos. El Brent cayó solo un 11% desde su último pico de alrededor de 116 dólares a finales de abril. Una euforia inicial sobre la vuelta de los 1,6 millones de barriles por día en Libia ha cedido el paso a las expectativas más prudentes sobre el restablecimiento de la producción. Mientras, se esperaba que China e India incrementasen su consumo hasta los 700.000 barriles por día en 2011 y 2012. La limitada capacidad de la OPEP amortiguará cualquier caída.

Sin embargo, los países ricos engullen poco más de la mitad del petróleo del mundo. Las economías exportadoras mantendrán con más dificultad el vertiginoso crecimiento si los mercados desarrollados se estancan. La Agencia Internacional de la Energía estima que si la economía global se ralentiza respecto a una expansión del 4,4% en 2012 al 3%, la demanda de petróleo será más de la mitad.

Pero las cosas podrían quebrarse con facilidad. La presión sobre el precio crecerá si el pesimismo sigue aumentando. Y cuanto más se mantenga el precio del crudo elevado, más se pondrán a prueba las perspectivas de crecimiento. Con pocas señales de que la primavera árabe afecte a los grandes productores, son más difíciles de justificar las perspectivas halagüeñas económicas que implican un crudo por encima de los 110 dólares por barril.

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