Oslo se reinventa con ayuda española
El estudio de Juan Herreros redefinirá con su proyecto del nuevo Museo Munch la fisonomía de la capital noruega, que también estrena ópera
Un paseo al atardecer por la colina de Ekeberg en compañía de dos amigos fue el desencadenante de uno de los cuadros más famosos del siglo XX, El grito, de Edvard Munch. Como su propio autor reconoció en un manuscrito, se encontraba disfrutando de una conversación con dos compañeros cuando de repente "un grito infinito" paralizó al artista. En el lienzo se observa a lo lejos un paisaje que se corresponde con la ciudad de Oslo. Hoy, más de cien después, desde ese mismo lugar se divisa un nuevo escenario en el que la ópera de Snøhetta, los ferries y, en un futuro, el nuevo museo Munch serán los grandes protagonistas.
Oslo, una ciudad de apenas 500.000 habitantes, busca abrirse al mar y al turismo. Para ello ha visto en la arquitectura una buena herramienta que permitirá configurar a la capital un aire renovador y olvidar así el atentado del mes pasado. Dentro de este ambicioso plan, el estudio madrileño de Herreros Arquitectos ha pasado a desempeñar una gran responsabilidad después de ganar la concesión para construir el nuevo museo Munch que, junto con el edificio de la ópera, definirá la nueva fisonomía de la ciudad dentro de cuatro años, en 2015.
Los esfuerzos y el trabajo comenzaron a dar sus frutos hace ya dos años y medio, después de que Juan Herreros y su equipo de veinte personas consiguieran imponerse a más de 400 candidatos para dar forma a uno de los símbolos de la nueva Noruega. Pero la consecución del proyecto no ha sido un camino de rosas. Como ocurrió con otros edificios a lo largo de la historia en esta ciudad nórdica, el arte ha sido objeto de discusión política. En su día, tras la Segunda Guerra Mundial, lo fue el ayuntamiento, porque su altura rompía con la estética local. Y más recientemente la polémica estuvo en torno a la ópera. La idea de que el techo de esta última se convirtiera en una plaza pública escandalizó a gran parte de sus habitantes, tal y como señala Herreros, pero el día de su inauguración, todos acudieron para ser testigos del acontecimiento.
Herreros apuesta por exportar la arquitectura para salir de la crisis en un sector con una tasa de paro del 32,4%
La arquitectura no escapa a la crisis. En nuestro país la tasa de paro de este colectivo alcanza el 32,4%, según el Sindicato de Arquitectos de España. Con este panorama sombrío, la salida al extranjero se convierte en una buena alternativa. "Al igual que exportamos jamones, también podemos exportar la arquitectura" señala Herreros. Su trabajo ha servido como impulso para que las nuevas generaciones se adentren en grandes proyectos fuera de sus fronteras. "Cada día recibo correos de profesionales que me piden consejo", reconoce el autor de la nueva imagen del edificio de Hispasat.
Salir del elitismo y apostar por el diálogo
"Es hora de explicarles a los ciudadanos la arquitectura y salir del ambiente elitista en el que nos hemos refugiado durante años", señala Juan Herreros. Desde el 25 de agosto hasta el 16 de octubre la Galería ROM de Oslo dedica una exposición (The Banquet) al trabajo del estudio madrileño en la que el proyecto del Museo Munch y la mesa que preside la sala son las piezas centrales. Esta última, prototipo para el restaurante del Reina Sofía, "simboliza la idea de una arquitectura basada en el diálogo y la confrontación de ideas, camino que debe seguirse en los próximos años", según Herreros, seleccionado también para construir el Centro Internacional de Convenciones de Bogotá.A estos proyectos ha de sumarse la búsqueda de nuevos clientes más allá de la Administración pública y el desarrollo de otros trabajos de menor envergadura que permitan mantener la actividad.