"La justicia no siempre es muy sensible al canon digital"
Licenciada en Derecho y máster de ESIC, llegó a La Ley para interpretar sentencias y allí se quedó hasta convertirse en la directora general de Wolters Kluwer, una editorial que hoy sigue uno de cada tres abogados.
Llegar a lo más alto no le impidió en su día reducir el horario laboral para poder compatibilizar la carrera con la crianza de sus hijas. Ahora, como máxima responsable de Wolters Kluwer, una editorial que emplea a 1.000 profesionales, asegura que "tiene mucha suerte porque ya son mayores". Le gusta comprobar los avances de la mujer en justicia. "A comienzos de los setenta se permitió la entrada femenina en la judicatura y hace solo siete, con Milagros Calvo, se llegó al Supremo, pero cada vez van a ser más". Especialmente preocupada por el desarrollo de la ley Sinde, Rosalina Díaz propone un IVA más bajo para los libros electrónicos.
¿Cuáles son los principales problemas a los que se enfrenta la profesión de editor en estos momentos?
Un gran problema es que se editan muchos libros todos los años y al mismo tiempo se está recortando la red de librerías por varios motivos, la reducción de peticiones de las Administraciones públicas, el recorte de los libros de texto y las descargas digitales, cuya piratería todavía no es un tema resuelto.
¿Cómo afectará la ley Sinde? ¿Por qué se ha recibido mal?
Creo que no se entiende muy bien. Se sabe que es necesario pagar a los autores y defender los negocios que los retribuyen. La ley Sinde ni siquiera se dirige contra el usuario de las tecnologías, sino contra quienes crean una página web para distribuir contenidos ilícitos. Es como si se tiene una tienda y se llena de artículos robados. En España existe mucha demagogia entre quienes abogan por que la cultura sea gratis. Es cierto que internet ofrece la posibilidad de acceder a muchísima información, pero también es verdad que quien quiera cobrar se le debe respetar ese derecho. La Ley de Propiedad Intelectual admite la copia privada y por eso se paga un canon por las fotocopiadoras para compensar de alguna manera al autor.
¿La ley Sinde da respuesta a las reivindicaciones de los editores?
Es un paso y una mejora. Habrá que ver si la justicia es capaz de reaccionar con la rapidez necesaria para cerrar las páginas web que están en abierto con ese material ilícito y evitar que se reproduzcan en otro sitio.
¿Han denunciado a algunas de estas páginas?
Sí; desde la Federación del Gremio de Editores de España hemos presentado a la Fiscalía una serie de páginas donde se está utilizando material ilícitos de libros, no ya porque permitieran las descargas en sí mismas, sino porque tenían el objetivo de difundirlas. A partir de ahí, ¿qué puede ocurrir? Pues todavía no lo sabemos.
¿Cómo ha reaccionado la justicia?
Regular. No hablo de los jueces con los que todavía no he hablado, pero en general, nosotros publicamos en el diario La Ley todos los días muchas doctrinas que van en contra del canon digital, en contra de la ley Sinde. El mundo de la justicia no siempre es muy sensible a esto. No hay una posición unánime y creo que hace falta más pedagogía.
¿Cómo interpreta que siga habiendo voces a favor de las descargas gratis?
Hay que intentar que las nuevas generaciones lo acepten. El otro día me contaban una anécdota que refleja la falta de conciencia española. Dos adolescentes estaban viendo contenidos en internet, una niña de Suecia con otra española, y esta última le propuso bajarse una serie, algo que la sueca le advirtió sorprendida que no se podía, que era un delito. Se trata de una labor de concienciación, aunque técnicamente se pueda hacer, no se debe hacer.
Uno de cada tres despachos es cliente suyo, ¿cómo son?
Hay mucha diferencia entre los grandes despachos, medianos y unipersonales. Los más pequeños se nutren de bases de datos generales, que prácticamente les aportan soluciones a todos sus problemas. Los abogados buscan y necesitan estar al día. Los cambios de legislación para ellos son esenciales para luchar en un juicio. Son gente que, además, utiliza muchísimo las tecnologías.
Sus anuarios son muy seguidos...
La verdad es que están constituyendo la historia de la vida jurídica española. Recogemos los casos jurídicos más destacados de cada materia. Se publican unos 700 ejemplares, con 25 a 35 casos. Se trata de un asunto desinteresado por parte de los despachos.
"El 4% de IVA para el libro electrónico"
¿Por qué no se abaratan más los libros?
Ya lo hacemos. Intentamos tener una oferta legal que se pueda descargar rápidamente a precios asequibles. Siete grandes editoriales hemos creado una plataforma digital, llamada Libranda, con Planeta, Random House Mondadori, Santillana, Roca Editorial, Grup62, Grupo SM y Wolters Kluwer, en la que se venden los libros un 30% más baratos. Pero resulta que el libro en papel tiene un 4% de IVA, mientras que el libro digital está gravado con un 18% de IVA. Aunque nosotros le bajamos el precio, los impuestos se lo suben, con lo cual la diferencia sigue siendo más barata pero no se nota tanto.
¿Cómo se puede solucionar esto?
Una de las cosas que estamos pidiendo es que el IVA del libro electrónico y el del papel sea el mismo, porque no tiene sentido que sean distintos. El problema viene de una directiva europea. Pienso que hay una enorme sensibilidad por parte del Ministerio de Cultura para intentar igualar el IVA digital y el del papel.
¿Cuál sería su propuesta?
Lo lógico sería que fuera del 4% o incluso del cero, como ocurre en Hungría y en otros países del Este. Hay algunos estudios que miden el impacto de la rebaja del IVA en la compra de un libro, y es espectacular. Dejaría el libro digital más barato y con ello se podría incentivar la compra de estos formatos.
¿Cree que morirá el papel?
Solo hay que montarse en un avión para ver los diferentes formatos digitales. Podrán convivir, pero dependiendo de para qué.