Ganar terreno en el exterior en plena crisis
Tras un corto bache experimentado en 2009, el club de las grandes constructoras españolas ha vuelto a desplegar velas en la contratación internacional de obra civil. La patronal Seopan, en la que se incluyen compañías de la talla de ACS, FCC, Ferrovial, Sacyr, Acciona, OHL, San José, Isolux o Comsa, cerró 2010 con una cifra récord en facturación por ese tipo de negocio fuera de España: 13.300 millones, es decir, casi un 20% más que el año anterior. Además, rozó los 18.000 millones en contratos, un montante únicamente superado en 2008. A todo ello hay que sumar el suculento capítulo de facturación de servicios -en el que se incluyen desde la operación de autopistas e infraestructuras del agua hasta la gestión de residuos- que creció en 2.000 millones y ascendió a 13.600.
La positiva radiografía que dibujan los datos de Seopan no se conforma de la noche a la mañana. Por el contrario, constituye el resultado de un importante esfuerzo estratégico y de negocio que, en el caso de las grandes constructoras españolas, se ha venido completando a lo largo de los últimos lustros. No en vano se trata de una apuesta que se inició mucho antes del estallido de la crisis y que ha tenido como gran objetivo diversificar geográficamente la actividad de esta industria y hacerla cada vez menos dependiente del ámbito local. A la vista de los resultados, la receta ha demostrado su eficacia como contrapeso a un mercado español sin perspectivas y en el que los niveles de consumo y las previsiones económicas no invitan en absoluto al optimismo.
En contraste con el año anterior, el horizonte de 2011 ofrece nuevos motivos para estar alerta y reforzar la competitividad en el exterior. La profunda crisis económica y financiera que atraviesa la UE ha obligado a los Gobiernos de los Estados miembros a avanzar todavía más en sus políticas de austeridad y recorte de gastos; es el caso de España, Italia, Portugal, Irlanda o Reino Unido. A ello hay que sumar las crecientes dudas que ofrece el panorama económico estadounidense y la inestabilidad política en que está sumido el norte de África. La dificultad de penetración comercial que ofrecen los mercados de países emergentes, como China, Brasil e India, que cuentan ya con sus propios jugadores en el sector de la construcción, es otra barrera a superar. En previsión de esas dificultades, la constructoras españolas comenzaron a reestructurar el año pasado su mapa de actividad haciendo perder peso a Europa -a pesar de que sigue siendo el mercado mayoritario- y aumentando la importancia de EE UU y Canadá. Una hoja de ruta prudente que marca el camino a seguir también a otras empresas españolas, ahogadas por una economía interna que no consigue despegar.