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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Blindaje para la 'regla de oro' franco-alemana

El paquete de medidas para luchar contra la crisis y avanzar en la gobernanza europea presentado el martes en París por el eje franco-alemán se ha visto culminado, un día después, con una propuesta de régimen sancionador. El contenido de la carta enviada por Nicolas Sarkozy y Angela Merkel al presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, en la que ambos detallan la receta para curar al enfermo europeo, deja claro que las dos mayores economías de la zona euro conocen muy bien el indudable valor pedagógico y ejemplarizante de las sanciones.

En la misiva, ambos líderes se muestran partidarios de que a partir de 2014 -fecha de la entrada en vigor del próximo marco presupuestario plurianual comunitario- puedan suspenderse los fondos estructurales y de cohesión concedidos a aquellos países que incumplan sus deberes de consolidación fiscal. Con ello, la canciller alemana y el presidente francés no hacen más que dotar de mimbres concretos a su elocuente -pero jurídicamente ineficiente- propuesta de establecer una regla de oro de rango constitucional o equivalente en materia de equilibrio presupuestario para todos los socios de la moneda única. Como se han encargado ya de recordar diferentes expertos en política fiscal de muy distintos ámbitos, la iniciativa de sancionar a los países díscolos en el recorte del déficit público es una condición sine qua non para evitar que la naciente regla de oro de cuño franco-alemán se quede en papel mojado. En un escenario en el que los mercados siguen mostrándose profundamente escépticos respecto a la solvencia y futuro económico de los países miembros de la eurozona, la medida anunciada ayer como una ampliación puede suponer un respaldo para avanzar en la recuperación del crédito perdido entre los inversores. No en vano el planteamiento de Merkel y Sarkozy apunta a que existe una diferencia fundamental entre un alumno poco aventajado y un alumno irresponsable, y que ambos no pueden ser tratados del mismo modo.

La propuesta de Francia y Alemania recuerda que los fondos europeos están destinados a una función fundamental: apoyar las reformas indispensables destinadas a mejorar el crecimiento económico y la competitividad de la zona euro. Ambos países se muestran partidarios de que sea la Comisión Europea la encargada de velar para que esos fondos se empleen en apoyar los programas de ajuste macroeconómico y en financiar proyectos adecuados a ese fin. Todo ello apunta a la urgente necesidad de eliminar de la escena europea tanto las ineficiencias en el reparto de fondos comunitarios como la persistente indisciplina fiscal, dos pesados lastres que dificultan extraordinariamente la tarea de sacar a Europa de la crisis.

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