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Viajes

Belgrado y Serbia miran adelante

El núcleo de los Balcanes busca relanzarse como destino turístico tras cerrar todos sus conflictos.

Una plaza de Belgrado
Una plaza de Belgrado

Ha llegado la hora de la normalidad para Serbia. Y eso incluye el recuperar la imagen de Belgrado como capital cosmopolita, lugar de encuentro de culturas y centro de la vida nocturna de todos los Balcanes. El turismo hacia el país es todavía apenas una ventanita estrecha, recién abierta, pero eso hace precisamente más interesante el descubrimiento; sin olvidar que la hospitalidad local se ve ahora reforzada hacia esos visitantes pioneros que, sin duda, pondrán en marcha el boca a oreja.

Belgrado, núcleo serbio en muchos sentidos, es una visita curiosa por cuanto tiene de ciudad muy diferente. Extensa, repartida en los brazos de dos anchos ríos -el Sava y el Danubio, que aquí reúnen sus aguas-, salpicada por 16 islas, suma a esa dificultad geográfica los devenires históricos para ser una urbe un tanto descabalada, fruto de las repetidas destrucciones sufridas en las dos guerras mundiales y en las distintas ocupaciones turcas y austriacas de los siglos precedentes. Por ello, aunque el asentamiento en el lugar es milenario, no existen muchos restos históricos, salvo los edificios de apenas un par de siglos que predominan en el casco antiguo.

Destaca en este sentido la fortaleza y parque adjunto de Kalemedja. Así como un buen abanico de museos, entre los que es fácil destacar el Nacional: con una pinacoteca en la que sobresale una numerosa presencia de impresionistas franceses, junto a obras de Picasso, Rembrandt o Tiziano, puede ser fácilmente situado entre los diez mejores museos de Europa.

El pasado comunista ha dejado algunos testimonios interesantes, como un Museo de Arte Africano considerado el mejor del mundo -fruto de las buenas relaciones del régimen de Tito con los jóvenes Estados independientes del continente en los sesenta y los setenta-, un buen número de edificios constructivistas y la tumba de Tito, que recibe no pocas visitas de añorantes.

A la hora del paseo, los dos ríos son protagonistas, tanto por la posibilidad de pasear por sus orillas o por las mencionadas islas -destaca Ada Ciganlija, en el Sava, una suerte de parque urbano con lago-, como por su condición de centro de la vida nocturna. Buena parte de los mejores locales de marcha de la ciudad se encuentran en barcazas sobre el agua. La otra zona favorita para salir es el barrio bohemio de Skadarlija, una suerte de pequeño Montmartre repleto de restaurantes con música en directo.

Las distancias son pequeñas en la Serbia actual y Belgrado, además, puede ser una excelente base para visitar la mayor parte de los otros atractivos del país, situados a menos de 100 kilómetros en la mayoría de los casos: la ciudad medieval de Novi Sad con su catedral y su fortaleza, los distintos monasterios medievales -algunos reconocidos por la Unesco como patrimonio de la humanidad-, o fantásticos parques naturales como el de Fruska Gora.

Guía para el viajero

Cómo irAunque se estudia una línea regular Madrid-Belgrado, no existen vuelos directos en la actualidad. Lufthansa, Alitalia o Swiss Air tienen conexiones diarias a la capital serbia previo paso por otros aeropuertos europeos.Dónde dormirEl impresionante Hotel President (www.president-belgrade.com), con 26 hectáreas de parques y jardines, es un cinco estrellas con el único inconveniente de estar a diez kilómetros del centro. Una opción de aire clásico es el Moskva (www.hotelmoskva.rs).Dónde comerDe aspecto exterior poco espectacular, pero con 200 años de historia, el Kafana Znak Pitanja (o Kafana "?", tel. 381 11 2635-421) es una visita algo convencional aunque satisfactoria para conocer la cocina tradicional serbia, muy fuerte y especiada. El Club Bahus (tel. 381 11 3015-082) tiene fama de ser el mejor restaurante sobre una barcaza en el Danubio, con opciones internacionales.

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