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Viajes

Lo viejo y lo nuevo de EE UU

Baltimore, ciudad histórica, es ahora atractiva como lugar de compras y gastronomía.

Hoy, Baltimore se ha convertido en un símbolo del estado comatoso del sueño americano, como escenario para la serie de televisión The Wire. Para muchos la mejor producción televisiva de la historia, es un retrato global en 60 episodios de una ciudad incapaz de mantenerse a flote ante la presión de los intereses políticos bastardos, las mafias del crimen y unos servicios públicos en continua decadencia. Sin embargo, Baltimore es también otro montón de cosas: por ejemplo, una de las localidades con más historia de su país y uno de los mejores lugares para las compras.

Sería un poco exagerado decir que Baltimore tiene una visita por sí misma, pero su proximidad a Washington -ambas ciudades son en la práctica contiguas- sí permite recomendar a quienes se acerquen a la capital estadounidense a consumir uno o dos días en la ciudad vecina.

El principio y fin de cualquier visita a la localidad es, por supuesto, su puerto. Durante casi todo el siglo XIX, Baltimore fue la segunda ciudad de Estados Unidos por número de habitantes y la segunda puerta de entrada a la inmigración, siempre a la sombra de Nueva York. El puerto, pues, resume buena parte de la historia, pero también es el foco del presente: alrededor suyo se encuentra el skyline de oficinas de la ciudad.

La total renovación de buena parte de la zona portuaria, ante el descenso del tráfico de mercancías, ha convertido gran parte del puerto en uno de los más transitados shopping malls de toda la Costa Este norteamericana, con fama tanto de contar con las mejores marcas como de ofrecer precios algo más asequibles que en los paraísos del lujo de sus más afamadas localidades vecinas.

Junto al agua, y con hermosas vistas de la bahía de Chesapeake, se agolpan también hoteles y restaurantes, famosos en todo Estados Unidos por sus productos del mar. La calidad es ciertamente buena, aunque en ocasiones los preparados pueden resultar un tanto extraños para el paladar español, más acostumbrado al respeto del producto que a las elaboraciones sobrecargadas al gusto estadounidense.

El verdadero Baltimore, sin embargo, está algo más tierra adentro. Por una parte, en esos barrios muy duros retratados en The Wire, que le valieron hace años a la ciudad el sobrenombre de Mobtown, la ciudad de las bandas. Por otra, los rincones históricos y un barrio cultural, el de Mont Vernon, donde iniciaron su andadura buena parte de los iconos de la cultura estadounidense, naturales de la ciudad o residentes en ella durante su formación: hablamos de escritores como Edgar Allan Poe -su casa es visitable, aunque no se encuentre muy cuidada-, Charles Bukowski o Dashiell Hammett; músicos como Billie Holiday o Frank Zappa, o figuras tan conocidas como Oprah Winfrey.

Hay mucha historia estadounidense para encontrar: la primera basílica católica del país está en pie desde 1821, aquí se compuso el himno nacional estadounidense durante una batalla con los ingleses en 1814, y hasta el estadio de béisbol, construido hace escasos diez años, se hizo con la vista puesta en respetar las tradiciones del deporte, con un diseño deliberadamente anticuado.

En la actualidad, los ciudadanos intentan conservar una tradición curiosa, la de los carros de venta callejera de fruta, conocidos como arabbers.

Guía para el viajero

Cómo irSolamente la aerolínea irlandesa Aer Lingus tiene vuelos directos entre Madrid y uno de los aeropuertos del área Baltimore-Washington, el John Dulles. Los enlaces con Nueva York -a media hora de distancia- son continuos.Dónde dormirTodas las cadenas hoteleras estadounidenses tienen establecimientos en el puerto. El único de cinco estrellas es el Intercontinental (www.harborcourt.com), con un amplio spa y excelentes vistas de la bahía de Chesapeake. Una alternativa con algo de encanto, y en medio del agua, es el Pier 5 Hotel (www.harbormagic.com).Dónde comerEl cangrejo en cualquier variedad -guisado, en pastel...- es el producto con el que se identifica a Baltimore, aunque también pueden disfrutarse otros mariscos, y en particular ostras, en distintos locales del puerto. La chef más conocida de la ciudad es Cindy Wolf, que regenta varios locales, entre otros, el bistró Petit Louis (www.petitlouis.com).

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