Los bonos alemanes, para la extra de Navidad de las pensiones
En el último año la Tesorería de la Seguridad Social ha concentrado todos los recursos del Fondo de Reserva en la compra de títulos de deuda emitidos por el Tesoro español, ante las dificultades crecientes que España ha tenido para colocar la deuda en los mercados financieros. Aunque ha habido siempre demanda sobrada para cubrir las colocaciones y subastas, la rentabilidad no deja de subir, y en las últimas semanas el bono a diez años se ha colocado por encima del 6% y la prima de riesgo medida como diferencial con el bono alemán se ha instalado notablemente por encima de los 300 puntos básicos (un 3%).
Pero los mensajes del Gobierno para que el Fondo de Reserva echase una mano en la financiación del Estado han chocado ya con el comportamiento poco holgado de las cuentas de la Seguridad Social. Para empezar, los superávit de los años pasados que se utilizaban para capitalizar el Fondo de Reserva, se han esfumado. El poco margen que proporciona se destina a financiar los aplazamientos de pago de cotizaciones que solicitan las empresas, en muchos casos con el simple propósito de financiarse más barato que en el mercado, y no tanto por que tengan acuciantes dificultades financieras.
Además, la continua contracción del margen financiero de la Seguridad Social permite adivinar que podría darse el caso de que el sistema entrase en pérdidas, incluso contabilizando como ingresos los intereses devengados por las inversiones del Fondo de Reserva. Si en los momentos con más necesidad de liquidez se produjera un problema de tesorería, sería el Fondo de Reserva quien debería desembolsar recursos, seguramente deshaciendo posiciones en deuda pública.
Esta circunstancia podría provocar la venta de bonos españoles en manos del Fondo, con la consiguiente pérdida de inversión, puesto que los títulos emitidos por el Tesoro español vendidos antes de vencimiento tienen un descuento, han perdido valor. Previendo esta posibilidad de tener que recurrir a ventas de parte de la cartera y tratando de incurrir en pérdidas, con buen criterio, a alguien en el Consejo de Gestión del Fondo se le encendió una luz: por si es precisa una venta precipitada de bonos, hay que mantener siempre en cartera una parte de títulos alemanes u holandeses. Así, el 18% de la cartera actual sigue estando en bonos emitido por el tesoro alemán, que conservan todo su valor, aunque su rentabilidad sea notablemente inferior.
¿Será en diciembre, cuando la caja tenga que hacer frente a dos nóminas: la ordinaria y la extra de Navidad?