De la multinacional al autoempleo
Varios ejecutivos han cambiado la seguridad de un sueldo por la incertidumbre de crear una compañía
Cambió la empresa multinacional por una idea que le rondaba desde hace tiempo: desarrollar su propio proyecto profesional. Ana Roldán trabajó, entre otras multinacionales, más de 13 años en Ericsson, donde desempeñó distintos cargos de responsabilidad hasta que en el año 2003 decidió, aprovechando un momento delicado de la compañía, pedir la cuenta y poner toda la experiencia y bagaje profesional al servicio de su propia compañía. Y montó Gestionae, una consultora de calidad y medio ambiente. "He pasado por multitud de dificultades porque ser emprendedor no es fácil, pero la satisfacción de ser tu propio jefe y de crear algo por ti mismo no tiene precio", explica Roldán.
Es el mismo caso de Juan Rizo, de 54 años, que después de más de tres décadas en Carrefour, donde desempeñó distintos cargos directivos, optó por poner en valor todo el conocimiento adquirido. "He tenido la suerte de desarrollarme en distintos ámbitos, como en el área de seguros, en el sector financiero, en hipermercados. Conozco todos los ámbitos de la gestión, y llegó un momento en el que en Carrefour te daban la posibilidad de recibir una indemnización a cambio de tu salida de la empresa, y decidí que era el momento idóneo". A Rizo, ya un poco cansado de tanta monotonía, el cuerpo y sobre todo la mente le pedía un cambio. Y hace unos meses se decidió. "Si no daba el salto ahora, no lo iba a hacer nunca. Necesitaba emprender algo, sobre todo un proyecto que fuera mío y buscar nichos de mercado ahora que todavía tengo la cabeza bien armada. Creo que puedo aportar cosas al mundo de la empresa, sobre todo de las pequeñas y medianas empresas", cuenta, tras montar con cuatro socios la empresa ECI, dedicada a asesorar a empresas españolas que quieren abrir mercado en Latinoamérica.
Los casos de Roldán y de Rizo no son aislados. Es una tendencia acentuada por la crisis económica, que ya dura tres años y que está expulsando del mundo de la empresa a profesionales válidos. Los hay que no se amilanan y deciden que la vida no acaba cuando se pierde un salario fijo todos los meses, sino que deciden sacar partido de todas las habilidades y know how adquiridos en su carrera.
"Los jóvenes no saben qué carrera estudiar y necesitan que se les oriente sobre su futuro", dice Ignacio Ruiz
Es algo que siempre ha tenido claro, por ejemplo, Juan de Dios Calatrava, de 56 años, ingeniero aeronáutico y exdirectivo de Thales, quien ha velado por su empleabilidad. "He considerado que las empresas para las que he trabajado no eran mi madre y he procurado estar preparado, formarme para lo que pudiera pasar en un futuro, sobre todo en idiomas y en otros temas y competencias que pudieran servirme en el caso de que vinieran mal dadas", afirma este ejecutivo, dedicado ahora a labores de consultoría y de asesoría empresas, durante una mesa redonda sobre el cambio de paradigma laboral al pasar de una multinacional a desarrollar un proyecto profesional propio, organizada para CincoDías por el Club Excelencia en Gestión.
A la cita también acudió María Gómez del Pozuelo, exdirectora de marketing y de la línea de negocio AIG Direct, ahora directora general de Womenalia, una red social para mujeres profesionales, que agradece a su nuevo estatus de trabajar por cuenta propia el hecho de "aprender una nueva profesión, la de ser empresaria". La gestiona junto a cuatro socios, de los que asegura aprender cada día. "El proyecto es tuyo pero te das cuenta de todo lo que te queda por aprender y esa experiencia es sumamente enriquecedora. Todo es más ágil, en una multinacional tienes un momento reporting, ese en el que tienes que estar dando cuenta de todo a todo el mundo, que hace que pierdas demasiado tiempo. Cuando desarrollas tu propio proyecto lo haces de manera más transparente, en una multinacional llevas una máscara", señala Gómez del Pozuelo. Y recuerda que ella es una mujer alegre y sonriente, algo que muchas veces ha tenido que ocultar trabajando para una multinacional, "porque no estaba bien visto". Pero además, destaca la agilidad en la toma de decisiones. "La misión de mi empresa es buscar la felicidad, el talento, el liderazgo, la emoción. En mi empresa la gente elige a sus propios líderes, y siempre procuro contratar a personas que aportan soluciones, nunca problemas, porque lo que se necesita es gente con ideas, que cree equipo y que tenga talento", añade.
A pesar de que aparentemente todo puede resultar atractivo, esta empresaria confirma "que no son bonitos todos los días, pero tienes que tener una gran capacidad comercial, porque te pasas el día vendiendo lo que haces y muchas veces te sientes completamente solo". Esa capacidad para venderse es la que más hay que desarrollar y, por ejemplo, más le cuesta a Juan de Dios Calatrava. "No sé venderme a mí mismo, y parte del éxito de mi labor ahora depende de ello". Al cambiar la tarjeta de visita de una multinacional por la tuya propia, advierten, los riesgos son muchos pero las satisfacciones son enormes.
María Gómez del Pozuelo. Womenalia. "Si sabes aprovecharlo, es un momento magnífico"
María Gómez del Pozuelo está feliz de haber montado Womenalia. "Me sorprendo cada día de lo que aprendo, pero también he conseguido organizarme mejor y tener cierta calidad de vida, aunque gano mucho menos que cuando trabajaba para una multinacional".Cree que lo importante, sobre todo en los tiempos que corren, es tener capacidad para adaptarse a los cambios. "La crisis nos lleva a un momento magnífico que si lo aprovechas supone un cambio personal y profesional", señala. Por ejemplo, su presupuesto familiar se ha reducido en un 30%, pero sus ingresos en satisfacción se han duplicado. "Un logro es la máxima felicidad".
Ana Roldán. Gestionae. "De la crisis hemos aprendido mucho"
Hace ocho años dio el paso. Dejó Ericsson para montar su propia consultora. "La decisión es importante porque dejas el bonus por la ilusión de poder crear algo por ti misma". Montó Gestionae, junto a otra socia, y ganó en "flexibilidad, ya que tengo tres hijos, aunque eso no significa que trabaje menos, sino que me organizo mejor". Desde el comienzo fue una historia de éxito, hasta que llegó la crisis económica y vio cómo proyectos que tenían en marcha se iban cayendo. "El año pasado pensamos en cerrar, pero al final remontamos y hemos ido superando dificultades, lo que ha supuesto otro gran aprendizaje", asegura. "Ser tu propio jefe te permite enfocar el negocio en la forma en la que te gusta".
Ignacio Ruiz. Club Excelencia en Gestión. "Hay que enseñar al universitario"
A este ejecutivo, que se encarga de crear un think tank en el Club Excelencia en Gestión entre grandes organizaciones, Administraciones públicas y universidades, afirma que hay que tener sensibilidad hacia el nuevo paradigma que está surgiendo en las relaciones laborales. "Es importante inculcar al universitario la necesidad que tiene de ser emprendedor, pero también se encuentran con la dificultad de que no tienen experiencia, nadie les ha preparado para ser empresarios. Por ello, es importante desarrollar esa labor". Le preocupa la incertidumbre que se le plantea a los jóvenes. "No saben qué carrera estudiar, y necesitan que se les oriente, y una opción es que aprendan por la vía de las ONG".
Juan de Dios Calatrava Consultor técnico. "Debemos aprender constantemente"
El mes de diciembre pasado dejó Thales. Y desde entonces, Juan de Dios Calatrava no ha dejado de trabajar, dice momentos antes de tomar un avión para viajar a Polonia a asesorar a una empresa. Siempre tuvo claro que, además de trabajar para otros, que le pagaban la nómina, tenía que cuidar su propio proyecto, esto es, de él mismo. "Las escuelas de negocios deberían prepararte para ello, para ser emprendedor, porque ahora los jóvenes no se casan con ninguna compañía". Y considera que el paradigma de las relaciones laborales ha cambiado. "Tienes que estar constantemente aprendiendo porque tu futuro depende de ello".
Juan Rizo. ECI. "Cuido mis relaciones"
Tras una vida profesional en Carrefour, donde se inició como administrativo y donde llegó a ocupar puestos de dirección, con 54 años, decidió que era el momento de volar en solitario. No le resultó fácil tomar la decisión, pero "en la vida tu éxito depende de cómo hayas hecho anteriormente las cosas". Ahora no le va mal. Desempeña tareas de consultoría y además ha puesto en marcha ECI, una asesoría para empresas españolas que quieran abrirse camino en América Latina. "Mi red de contactos proviene de mi etapa en la empresa de distribución. El secreto está en cuidar las relaciones", afirma este profesional que se autodenomina "prestador de servicios". Y estos surgen si obtienes resultados.