Alemania alienta las dudas hacia los test de estrés a la banca
La credibilidad de los test de estrés está bajo mínimos. La única entidad financiera alemana que iba a suspender el examen, Helaba -un banco público con sede en Fráncfort-, decidió ayer retirarse de la prueba y publicar sus propios resultados. Los directivos de la firma, respaldados por el Bundesbank, critican la definición de capital propuesta en el examen.
La rebelión contra los test de estrés a la banca no ha surgido en los países periféricos, sino en Fráncfort, la capital financiera de la zona euro y sede del Bundesbank. Helaba, una entidad controlada por el land de Hesse y las cajas de ahorros locales, anunció ayer que se negaba a someterse a las especificaciones de la autoridad bancaria europea (EBA, en sus siglas en inglés) al estar en contra la definición de capital que plantea el organismo.
El regulador comunitario no ha aceptado incluir una modalidad de capital híbrido -conocida como participación silenciosa- en su definición de capital básico, lo que convertía a Helaba (Hessische Landesbank) en la única entidad financiera alemana que suspendía la prueba de estrés, de las 13 que se presentan.
Los máximos responsables del Bundesbank lejos de llamar a capítulo a los directivos de la entidad, han respaldado su decisión. "Helaba está, bajo nuestro punto de vista, suficientemente capitalizada incluso bajo los duros criterios de los test de estrés europeos", aseguraba ayer a las agencias de prensa Sabine Lautenshlaeger, vicepresidente del banco central alemán.
Los Estados miembros de la Unión Europea tan solo se habían comprometido a someter a los test de estrés al 50% de sus activos bancarios nacionales, con lo que la EBA no puede obligar a Alemania a que Helaba publique la información tal y cómo se le requería.
Presiones desde Berlín
La decisión del Bundesbank demuestra hasta qué punto Alemania ha deslegitimado la autoridad de la EBA y ha cuestionado los criterios empleados en el examen. Además de respaldar a Helaba, el Gobierno de Angela Merkel ha presionado para que no se detalle la exposición que tienen sus bancos nacionales respecto a la deuda soberana de otros países comunitarios.
El telón de fondo de estas decisiones es la negociación sobre la participación europea en el rescate griego. Los bancos alemanes son los que más se verían perjudicados en caso de una reestructuración de la deuda helena, y Berlín está maniobrando a contrarreloj para evitar que sus balances se vean muy dañados.
En España, dos entidades que presumiblemente suspenderán la prueba, también quisieron ayer matizar el resultado de la misma. Banco Pastor y Catalunya Caixa, argumentaron, en sendos comunicados remitidos a la CNMV, que no tendrían ningún problema para aprobar el examen si se tuvieran en cuenta las provisiones anticíclicas que han acumulado en los últimos años para hacer frente a pérdidas por impagos.
En el caso de la caja catalana, también aseguró que las plusvalías que ha obtenido por la venta de su participación en Repsol le permitirían llegar al 5% de capital básico requerido para aprobar, mientras que el banco gallego se aferraba a una emisión de bonos convertibles en acciones, que no ha sido considerada como capital de máxima calidad por parte de la EBA.
A pesar de las críticas vertidas hacia los test de estrés, los analistas consideran que este ejercicio de transparencia, puede incluso beneficiar a la devaluada marca España, puesto que la inmensa mayoría de la banca nacional pasará el examen sin problemas. "Las entidades nacionales ponen toda la carne en el asador. Se somete prácticamente a revisión al 100% del sistema financiero y se da toda la información, algo que no hace todo el mundo. Los bancos alemanes se han negado a publicar su exposición a la deuda periférica", argumenta Santiago Carbó, catedrático de la Universidad de Granada.