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Tribuna
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El coste (que no valor) de asegurar obras de arte

Ahora que el robo del Códice Calixtino está en boca de todos, corremos el riesgo de pensar en cifras desorbitadas, primas elevadísimas y pólizas de vértigo cuando se habla de seguros de arte. Esta es la visión de aquellos que piensan en el coste del seguro y minimizan todo el trabajo que conlleva proteger el arte. Recientemente leía una entrevista al fiscal general de Galicia y me sorprendió que señalaba que "el problema del seguro es que la prima, relacionado con ese valor inestimable, sería de cantidades millonarias". Se ha especulado con un valor de millones de euros por asegurar el Códice. Es algo exagerado, si bien es cierto que para algo de incalculable valor es difícil de determinar un precio por asegurarlo, también lo es que el precio por un seguro no sería, ni de lejos, de millones de euros. Estaríamos más próximos a decenas de miles de euros al año.

Pero, ¿acaso no lo vale? A veces relativizamos el papel de la aseguradora a la simple compensación económica, pensamos en términos de coste más que de valor. Y, sinceramente, los especialistas en arte, como nosotros, también sufrimos cuando desaparece una obra así. Si el arte es parte de tu ADN, la pérdida de una pieza no te deja indiferente. ¿Acaso no pagaríamos una jugosa cantidad de dinero para prevenir enfermar de cáncer? ¿Y si enfermáramos, no nos gustaría estar en manos del mejor para tratarnos? Aseguramos arte, coleccionamos arte y potenciamos el arte.

Precisamente esta pasión es la que nos lleva a ofrecer un valor añadido de especialista, un asesoramiento continuo en caso de siniestro. En los 40 años que Hiscox lleva asegurando arte en el mundo, hemos sufrido robos. Y, por experiencia, si el ítem es conocido y bien valorado, existe una gran posibilidad de un desenlace feliz, ya que es prácticamente imposible venderlo en el mercado negro. Eso sí, siempre hay que ser pacientes -en algunos casos se tarda hasta 10 años o más en recuperarla- y disponer de un gran equipo de profesionales que colaboren con las fuerzas de seguridad del Estado. Es aquí donde reside nuestro valor diferencial. Un especialista no debe ser considerado una aseguradora más. Debe convertirse en asesor, en defensor de los intereses del cliente, que se preocupa por las piezas de su asegurado como si fueran suyas.

El caso del Códice de la catedral de Santiago entristece a cualquier amante del arte y supone un precedente para los tesoros del Patrimonio del Estado español. No solo por el hecho de la desaparición, sino por la ausencia de un socio asegurador que pueda colaborar en la investigación y aportar su experiencia. Tengamos en cuenta que la policía no registra habitualmente casos de esta magnitud y cualquier ayuda en cuanto a procedimientos y pautas de investigación sirven para arrojar algo más de luz sobre el caso.

En la actualidad, la investigación policial trabaja sobre la base de un robo por encargo. Es una hipótesis posible, pero no probable, puesto que las personas que aman el arte no quieren tenerlo en una caja fuerte sin compartirlo con los demás. Por nuestra experiencia, no deberíamos descartar otras hipótesis: un robo para pedir un posterior rescate por la obra, una venta en el mercado negro por unos cuantos miles de euros, quién sabe; y otra teoría es que puede ser la acción de un lunático, que, encaprichado de la obra, la cogió sin más, teniendo en cuenta las escasas medidas de seguridad con las que contaba.

En cualquier caso, habrá que tener paciencia para ver si tanto el Códice como el ladrón hacen un movimiento en falso que permita poner todas las miradas sobre alguno de ellos, más aún con todo el revuelo informativo que se ha producido, que servirá para cercar más aún a los criminales. Una cosa sí está clara: considerar un seguro caro, cuando lo que se asegura no tiene valor, es algo, cuando menos, contradictorio. Asegurar una obra no evita siniestros, pero al menos te ofrece garantía de que se trabajará con ahínco hasta el último momento por recuperar la obra, sin olvidar que si no aparece se pagará la indemnización estipulada en la póliza. Esperemos que este hecho no quede en el olvido y sirva para contemplar una mayor política aseguradora de las obras de arte en España en los próximos años.

Robert Read. Director de Arte y Clientes Privados de Hiscox en Europa

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