El BCE responde a Moody's aceptando deuda portuguesa pese a la rebaja de nota
El BCE decidió ayer eximir a la deuda portuguesa del requisito de presentar una calificación mínima para poder ser aceptada como colateral. "Esta decisión es una respuesta inmediata a la rebaja de la calificación anunciada el martes por Moody's", señaló el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno de la autoridad monetaria de la zona euro.
La medida favorece sobre todo a los bancos portugueses, que podrán avalar con títulos de deuda pública nacional sus peticiones de financiación en Fráncfort, pese a que ayer Moody's rebajó también su calificación, después de que el martes lo hiciera sobre la deuda soberana lusa. El BCE ya adoptó la misma exención para Grecia (mayo de 2010) e Irlanda (marzo de 2011) cuando las agencias de calificación rebajaron los rating de sus bonos respectivos hasta el nivel de "basura" o inversión especulativa. Trichet, sin embargo, reiteró ayer de manera tácita su amenaza de dejar de aceptar los bonos cuya calificación sea degradada hasta el nivel de suspensión de pagos (D, de default). "Nuestra posición no ha cambiado: decimos no a la suspensión de pagos, selectivo o no, y al evento crediticio", martilleó Trichet una y otra vez durante la rueda de prensa. El pasado lunes, la agencia Standard & Poor's advirtió que las propuestas barajadas hasta ahora por la zona euro para involucrar al sector privado en el segundo rescate de Grecia equivalen a "impago selectivo".
Trichet se negó ayer a valorar esas propuestas, pero insistió en rechazar cualquier fórmula de reestructuración que suponga un impago, informa Bernardo de Miguel. Las normas del BCE, sin embargo, permiten al emisor seguir aceptando bonos griegos mientras las cuatro agencias reconocidas (S&P, Moody's, Fitch y DBRS) no declaren la suspensión de pagos de manera simultánea.
Más competencia
El presidente del BCE reconoció que la concentración del sector de las calificaciones crediticias otorga una influencia excesiva a las cuatro agencias dominantes. "Sería deseable contar con mayor número, para poder contrastar sus opiniones", señaló el francés.
Pero no se sumó a las declaraciones furibundas contra las agencias surgidas anteayer desde Bruselas, Berlín o Lisboa en respuesta a la decisión de Moody's de rebajar el rating de la deuda portuguesa.
"Es un asunto muy complicado", señaló Trichet, "y sería naíf pensar que se puede resolver de un día para otro". El presidente del BCE abogó por buscar soluciones a nivel mundial y alertó en concreto sobre "el carácter procíclico intrínseco la actividad de las agencias", es decir, que alientan subidas o bajadas de un valor a rebufo de la corriente del mercado.
Trichet tampoco quiso dar pábulo a las teorías sobre supuestas conspiraciones contra el euro. "Sobre ese tema, no contesto", zanjó una pregunta al respecto. La polémica, en cualquier caso, ha reabierto el debate sobre la necesidad de crear una agencia con raíces europeas.