El difícil retorno de DSK
La clase política francesa está emocionada -o preocupada-. Las posibilidades de que Dominique Strauss-Kahn sea absuelto de violación han aumentado y si se sostiene su inocencia, el expresidente del FMI estaría en condiciones de aspirar a la presidencia francesa. Pero se trata de una opción más teórica que real. Es demasiado pronto para aventurar si los cargos serán retirados o si irá a juicio, y en este último caso, si será o no absuelto.
Pero incluso en la hipótesis más favorable, sus posibilidades de conseguir la presidencia francesa son pocas. Es verdad que el interés de los franceses por la vida privada de sus líderes es escaso y que son relativamente tolerantes con sus pecadillos, pero se preocupan por el prestigio y la reputación de la presidencia. Y lo que fuera que ocurrió en la habitación número 14 no encaja con la idea que tienen de un presidente. Además, el caso ha dado lugar a un amplio debate sobre el estilo de vida de DSK. El reconocimiento de su condición de mujeriego influirá negativamente en los votantes conservadores. Y su actitud relajada con el dinero -y con lo que este puede comprar- hará sentirse incómodo al electorado de la izquierda tradicional.
Strauss-Kahn aún podría jugar un papel político importante en Francia. Podría ser un agente de poder y una influencia crítica en materia económica para el Partido Socialista. E incluso -¿por qué no?- podría pedírsele que ejerciese de primer ministro de un presidente socialista si Nicolas Sarkozy pierde el año que viene. Pero sus problemas siguen siendo un gran obstáculo para sus ambiciones futuras.
El caso ha dado lugar a un amplio debate sobre el estilo de vida de Strauss-Kahn