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Columna
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Grecia puede sacar partido de la nota de S&P

A nadie le gusta que le digan que es un crédito malo. Pero que Standard & Poor's afirme que la propuesta actual para una refinanciación de la deuda griega podría llevar a un default podría ser una buena noticia para Grecia en última instancia.

Las palabras de S&P dejan pocas dudas de que la actual propuesta francesa para refinanciar los vencimientos de los bonos griegos a 30 años no escapará a la calificación de default. Y eso sitúa al plan en una carrera de choque con el Banco Central Europeo (BCE), que ha afirmado que no aceptará bonos de un emisor en quiebra como garantía en sus operaciones de liquidez.

Sin embargo, puede que no sea del todo malo para Grecia. Por un lado, la propuesta francesa supondría un alivio limitado para el país heleno. Lo forzaría a ir acumulando un 30% de los fondos captados en una garantía de bajo rendimiento con calificación AAA diseñada para proteger los bancos. Además comprometería a Grecia a realizar pagos de intereses adicionales en función de su crecimiento. Grecia podría haber pagado intereses de hasta un 11,4% sobre los fondos recaudados que podría utilizar hoy en día, o doblar el ratio que paga sobre los préstamos oficiales. El comunicado de S&P podría no ser el fin absoluto del plan francés. Si otras agencias decidieran no calificar de default, el BCE podría ignorar a S&P. Por otra parte, los Gobiernos de la zona euro y los bancos podrían modificar la propuesta francesa para satisfacerla, haciendo más cortos los nuevos bonos. Pero eso supondría una refinanciación para Grecia al menos tan cara como la actual.

La agencia de calificación afirma que la propuesta actual para la refinancia-ción de la deuda griega podría llevar a 'default'

La zona euro tiene dos meses para encontrar la manera de involucrar a los prestamistas privados en el segundo plan de rescate de Grecia sin ocasionar un default. Pero sería bueno que aceptara que una nota de default no sería el fin del mundo y que la refinanciación seguiría adelante. Para hacerlo, el BCE tendría que estar convencido de tener que volver a amenazar con cortar a los bancos griegos. Una manera sería a través de la creación de un mecanismo de financiación que no dejara expuesto al BCE a pérdidas. Si Europa llega a la idea de una clasificación de default podría decidir que una reestructuración podría ser no tan perjudicial -si se hace adecuadamente-. La advertencia de S&P podría ser un punto de inflexión en la crisis. Pero el peligro radica en que Europa pueda perder el tiempo buscando la manera de pasar por el aro de las agencias en lugar de prepararse para lo inevitable.

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