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Columna
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El petróleo apuesta por la samba

Brasil vale cada vez más para las empresas de petróleo y gas. La británica BG, que ha doblado la estimación de su participación en reservas allí a 6.000 millones de barriles de crudo, debe ahora decidir si vende una parte o continúa adelante. Recientemente, la española Repsol vendió una participación y la portuguesa Galp pretende seguir su ejemplo. Pero BG debería al menos mantener abiertas sus opciones, y dar un giro a favor de mantener su exposición intacta.

Las posibles razones para vender son dos. En primer lugar, permitiría a BG una rápida amortización de Brasil. Los analistas reconocen que la actualización de las reservas podría añadir entre dos y tres libras por acción al valor de BG. Las acciones subieron con la noticia de las reservas, pero no lo suficiente como para llegar a su valor estimado. Existe una inevitable incertidumbre acerca de cómo y cuándo se extraerán esos barriles extras. BG es el socio minoritario en estos campos, con la brasileña Petrobras liderando el camino. Pero mientras el mercado no parece dispuesto a dar a BG todo el crédito por los hallazgos, un mayor operador con los bolsillos más amplios podría tener una visión más a largo plazo. El año pasado, la china Sinopec compró un 40% de las acciones de la unidad brasileña de Repsol a un precio bien por encima de la mayor parte de las estimaciones de los analistas.

Todo lo cual conduce al segundo argumento para la venta: ayudaría a financiar su considerable programa de gasto -una de las principales razones que llevaron a Repsol a vender-. BG está metida hasta el cuello en la fase de inversión en Brasil y los gastos son superiores a los beneficios. La ratio de endeudamiento podría superar el 30% en 2014, según las estimaciones de Société Générale, por encima del techo del 25% autoimpuesto por BG.

Con todo, la carga de la deuda no es ni excesiva y, lo más importante, es temporal. Si Brasil finalmente se hace demasiado grande para que BG pueda desenvolverse, o una parte desproporcionada de sus reservas, puede surgir un motivo más convincente para efectuar un venta. Y, por supuesto, todo tiene un precio. Un comprador podría estar dispuesto a pagar más de lo que BG crea que vale. Pero la compañía está en el negocio del crecimiento y de encontrar reservas. Tener una participación significativa en una de las cuencas de hidrocarburos más prometedoras del mundo es una posición que bien vale la pena mantener.

Fiona Maharg-Bravo

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