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Columna
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Pendientes de las cajas de ahorros

No le ha durado mucho la tregua de los mercados a España: la agitación en Grecia ha impulsado el rendimiento del bono español a diez años por encima del 5,5%. Y si los problemas retrasan la salida a Bolsa de Bankia, la mayor caja del país, las dudas sobre España se podrían intensificar.

La salida a Bolsa de Bankia planeada para mediados de julio se supone el comienzo de un círculo virtuoso para el sector financiero. La entidad tiene un importante agujero de capital, y captar 4.000 millones de euros a través de una exitosa salida al parqué podría ser una señal de que los inversores privados están dispuestos a recapitalizar estas entidades. Eso permitiría a otras cajas salir a Bolsa, reduciendo el monto de futuros rescates del Gobierno y por tanto incrementando algo la confianza en la deuda, afectando positivamente al sector financiero.

Retrasar su salida podría tener el efecto contrario -especialmente si se hace en el último minuto-. Los inversores podrían temer la carga de más inyecciones de capital del Estado. Además, si los males griegos se intensifican, España, distanciada de la periferia de la eurozona en los últimos meses, podría verse en apuros.

Las cajas en teoría tienen hasta marzo para preparar salidas a Bolsa. Puede haber oportunidades en otoño, aunque es difícil preverlo. Una convocatoria de elecciones anticipadas podría suponer un grave escollo. Esa es la razón por la que Bankia debería intentar salir a Bolsa en julio, incluso si eso significa vender a un precio bajo. Esto tiene un riesgo -una salida a Bolsa desastrosa, con caída del valor posterior, haría más daño que un retraso hasta después del verano porque cerraría la vía a otras cajas-.

El Gobierno debería prepararse para lo peor. Si la salida a Bolsa sigue siendo incierta a principios de otoño, eso podría significar más dinero de la mano del Ejecutivo. Pero con todo, si el Gobierno lo combina con medidas más duras para alcanzar su ambicioso objetivo de déficit e impulsar el crecimiento, tal vez España logre salir adelante. El año pasado, casi no hubo vacaciones en Moncloa. Es posible que este verano toque trabajar también.

Por G. Hay y F. Maharg-Bravo

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