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El BCE se independiza de Alemania

A todos los adolescentes les llega el momento de rebelarse ante la autoridad parental. Y el Banco Central Europeo, que el pasado día 2 cumplió 13 años, parece también dispuesto a desafiar la tutela en la sombra de Alemania, el país que siempre ha actuado como valedor de la independencia de la autoridad monetaria europea. Si la ruptura entre Fráncfort y Berlín se consuma, el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, o más bien su sucesor, Mario Draghi, deberá buscar una nueva posición en el delicado equilibrio de fuerzas de la zona euro.

El enfrentamiento viene provocado, como casi todo últimamente, por la restructuración o no de la deuda griega. Hoy mismo, los ministros de Economía de la zona euro analizarán en Bruselas la propuesta del Gobierno alemán para obligar a los acreedores privados de Atenas a retrasar hasta siete años el cobro de su deuda. El BCE se opone por temor a una estampida de los inversores que se lleve por delante a Irlanda, Portugal y España.

Aunque varios gobiernos de la zona euro, entre ellos el español, se oponen a las intenciones de Berlín, ninguno se ha manifestado en contra de manera tan tajante como el BCE. Alemania se ha topado con la resistencia de una entidad nacida a la sombra de su Bundesbank y que casi siempre se ha alienado con las tesis económicas y monetarias de Berlín.

La convivencia entre Berlín y Fráncfort comenzó a deteriorarse con la crisis de la deuda soberana. El Gobierno de Merkel retrasaba un rescate de Grecia que el BCE deseaba resolver de manera expeditiva. Merkel impuso después la participación del FMI en el rescate en contra de la opinión del Banco. Pero ninguno de esos enfrentamientos alcanzó la virulencia del que hay ahora en marcha. Y en plena crisis, Merkel incluso tuvo que volver a salir en defensa de Trichet ante los furibundos ataques del presidente francés Nicolas Sarkozy. Una complicidad Berlín-Fráncfort que difícilmente se repetirá en la próxima cumbre europea (23-24 de junio). Todo lo contrario.

La batalla sobre Grecia parece a punto de consumar el distanciamiento entre el BCE y Berlín. Y si las tesis del Banco se imponen, como parece probable, quizá la batalla haya servido para que la entidad demuestre su madurez e independencia de un país al que siempre se le ha considerado demasiado apegado.

Y no parece que la retirada de Trichet vaya a cambiar esa evolución. Esta misma tarde, en su comparecencia ante el Parlamento Europeo como aspirante a la presidencia del BCE, Draghi ha reiterado su rechazo a cualquier renegociación obligatoria de la deuda y ha evocado la desastrosa reacción en cadena que provocó la caída de Lehman Brothers, en línea con lo mantenido por Fráncfort frente a Berlín.

Imagen: Primera reunión del Eurogrupo a nivel de presidentes, París 4 oct 2008 (archivo de la CE).

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