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Columna
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Subsidiar el crudo es mal negocio

Las bombas de gasolina han estado funcionando en seco durante casi dos semanas en un país que acoge algunas de las grandes reservas mundiales de crudo. Es una vergüenza para los Emiratos Árabes Unidos, donde no se ha dado una explicación plausible para semejante incongruencia. Es posible que pueda deberse a problemas técnicos, pero es mucho más probable que se trate de una consecuencia de la absurda política de subsidios del Gobierno, agravada por algunos defectos de la industria. Esta es la tercera vez en 10 meses que se secan las bombas.

Los números de los minoristas se han visto forzados porque no tienen control sobre los precios. La gasolina en los Emiratos, como en otros países del Golfo, está muy subvencionada, con un Gobierno federal que fija el tope del precio. Los cuatro minoristas -Emirates National Oil Company (ENOC), Emirates Petroleum Products Company (EPPCO), Emarat y Abu Dhabi National Oil Company- no pueden cambiar unilateralmente las tarifas. ENOC calcula que costará más de mil millones de dólares cubrir el coste del combustible subsidiado en 2011. Y Emarat reveló en febrero que está en proceso de reestructuración, por lo que podría "volver a tener beneficio".

El Gobierno ha dado algunos pasos hacia la cordura económica y ha elevado los precios de la gasolina en un 26%, a 0,46 dólares el litro o 1,7 dólares por galón, desde abril. Se trata del precio más alto en el Golfo y ayudará a mejorar el cash flow de los minoristas. Pese a ello, todavía es más barato llenar el depósito del coche que almorzar. Además, el problema de los subsidios se agrava por la falta de capacidad de refinamiento. A pesar de su enorme riqueza petrolera, los minoristas en los Emiratos compran petróleo en los mercados internacionales a precios internacionales.

Una Galani

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