Las cajas vascas aseguran que se respetarán los compromisos con la plantilla tras la fusión
Los pasos para articular el proceso de fusión fría de las cajas vascas (BBK, Vital y Kutxa) se ponen en marcha. Responsables de las tres entidades de ahorro se reunieron ayer en Bilbao con los representantes sindicales para manifestarles que el desarrollo de la integración, mediante un SIP, se realizará asegurando las garantías laborales.
El primer encuentro entre los delegados sindicales y los comisionados por las cajas sirvió para poner sobre la mesa la filosofía general que defiende cada uno en materia laboral. Otros asuntos de calado, como plazos, estructura o cúpula organizativa, se quedaron fuera de las conversaciones al considerar las partes que no era el foro adecuado, según las fuentes consultadas.
Las entidades financieras manifestaron que su idea es aplicar mecanismos de estabilidad y acomodar una política de gestión laboral que permita a la plantilla vislumbrar un panorama de tranquilidad. En esta línea apostaron por la vía de la negociación para desarrollar un plan laboral que, si desemboca en un ajuste, en cualquier caso menor, se ejecute mediante un consenso.
Las centrales mantuvieron prietas las filas en un capítulo sustancial. Todas ellas, sin excepción, rechazaron la posibilidad de que la plantilla, que pasará a formar parte del nuevo banco que surgirá de la integración, esté sujeta al convenio de banca, sensiblemente peor que el actual acuerdo de cada una de las entidades con sus trabajadores. Igualmente han coincidido en incluir en el pacto laboral a los trabajadores de la obra social y a los de las empresas participadas que prestan servicios externos como la informática, entre otros.
Los sindicatos le han transmitido a las cajas que cualquier ajuste debe instrumentarse con medidas no traumáticas. En principio, solo en los servicios centrales se puede producir un exceso de plantilla. En la red de oficinas, al no manifestarse solapamientos significativos, el recorte será menor.
La fusión de las tres cajas vascas, incluida Cajasur, bajo la órbita de la entidad presidida por Mario Fernández, supondrá configurar un banco con una plantilla de 6.000 personas, una red de más de 900 sucursales, unos activos de 80.000 millones y un beneficio de 340 millones.