Buena energía en Alvarno
Arnaud Maillard y Álvaro Castejón convierten su firma de moda en objeto de deseo
Nada más traspasar la puerta del estudio de Alvarno, los diseñadores de moda de lujo, los más deseados en estos momentos en España, se respira la buena energía que desprenden el espacio y sus ocupantes. Son dos e inseparables: Arnaud Maillard (a la izquierda, en la fotografía), nacido en Dijon (Francia) hace 40 años, y Álvaro Castejón, pamplonés, de 39 años. Ambos unieron sus destinos profesionales hace seis años en el estudio de Karl Lagerfeld, en París, la ciudad de la alta costura.
Maillard, formado en la prestigiosa Ecoles de la Chambre Syndicale de la Couture Parisienne, se convirtió durante 15 años en la mano derecha del diseñador alemán y cerebro de Chanel en las últimas décadas. Primero fue director del estudio de Lagerfeld Gallery y, después, coordinador de sus colecciones para otras marcas, como Diesel, Napapijri y H&M. "Con él aprendí a decir sí a todo, la palabra no no existe en el vocabulario de Lagerfeld. También aprendí disciplina: atiende varias cosas a la vez, responde todas las llamadas y mensajes, tiene una gran capacidad de trabajo", asegura este diseñador, que no borra en ningún momento la sonrisa del rostro.
A su lado, Castejón acompaña con gestos las afirmaciones de su compañero. æpermil;l también trabajó, nada más graduarse en el Fashion Institute of Technology de Nueva York, para el que es conocido como el káiser de la moda, y también ha colaborado con âscar de la Renta, Alexander McQueen y con el estudio de Fendi en París. "Me he criado profesionalmente allí, con un nivel en el mundo de la moda superior. Aguantar el ritmo de trabajo de Lagerfeld era duro, pero eso te crea una disciplina y una forma de trabajar que nos acompaña", señala el español.
Seriedad es la palabra que caracteriza a ambos. Lo corroboran quienes han trabajado con ellos. Por ejemplo, la firma de ginebra premium London nº 1, perteneciente a González Byass, les acaba de encargar una colección de equipaje de mano, una serie limitada de bolsas de viaje unisex, pensada para una corta escapada e inspirada en el inimitable color azul turquesa de esta bebida, así como con el elegante color negro de su etiqueta. Y solo tienen alabanzas para los diseñadores. "Han captado rápidamente el concepto que queríamos transmitir, de relax y disfrute; además, cumplen los plazos de entrega y son muy serios trabajando", aseguran quiénes han colaborado en este encargo para González Byass.
Tres ideas que definen la forma de trabajar de Alvarno, donde también cosen a medida para sus clientas. "Tienes que entender muy bien lo que quieren, ser respetuoso con los plazos y, sobre todo, con el trabajo de los demás. Nuestro trabajo es en equipo, y responder a un e-mail un día u otro puede hacer que el pedido de un tejido se retrase". Sobre todo tienen los pies en el suelo. "Tenemos mucho que aprender, nosotros no somos estrellas", dice Maillard. Y lo asegura después de haber recibido la llamada de El Corte Inglés para solicitarles un punto de venta en el local del paseo de la Castellana. También están presentes en el barrio de Salesas -el Soho madrileño-, en la tienda Próxima Parada, y en una boutique de Pamplona. Trabajan en equipo. "Ponemos las ideas sobre la mesa y las hablamos. Nos gusta tener todos los ingredientes antes de hacer una amalgama. Todo está consensuado". Lo cierto es que Maillard y Castejón han conseguido en apenas 15 meses, desde que crearon Alvarno en 2009, convertir su marca en objeto de deseo, con piezas de prêt-à-porter de lujo, delicadas y bien estructuradas.
Su objetivo es ir poco a poco, con la vista puesta en el mercado internacional, ya que su intención es expandirse hacia Estados Unidos o Reino Unido. "En España no tenemos intención de abrir tiendas a pie de calle y en París tampoco, porque allí el mercado de la moda es complejo". Sin embargo, Italia les parece uno de los países europeos más interesantes por su concepción del mercado del lujo artesano. "El problema es que en España, en el sector de la moda, todo el mundo quiere hacer negocio como Zara, y ese modelo en el campo del lujo no es posible. Los plazos son más a largo plazo". Como a ellos les gusta caminar. Sin prisa, pero sin pausa.
Su mejor arma de trabajo
La estancia es amplia, limpia y luminosa. El inmaculado blanco del mobiliario está salpicado de estudiadas notas de color, como dos estanterías negras en cuyos anaqueles reposan libros de arte, música, diseño, arquitectura o moda. Aparentemente hay un cierto desorden, pero es lo único que parece lo que no es. "Está todo estudiado, está todo en orden porque es una de mis manías", confiesa Maillard.La estética es importante en esta pareja de diseñadores, con un gran gusto para la decoración. Los cuadros, la mayoría instantáneas extraídas de la cámara de Lagerfeld, descansan sobre el suelo, ligeramente apoyados en las paredes. Un baúl antiguo de Louis Vuitton sostiene una televisión. En un rincón, varias prendas esperan llegar a su destino. "Hemos creado un ambiente de trabajo, pero también de relax", dice Maillard, poco antes de partir hacia una de las clases en el máster de moda intensivo que imparten en el Instituto Europeo de Diseño.Para crear un ambiente hogareño, han colocado un conjunto de sofás blancos que le da calidez al ambiente. Y de lo que no se desprenden jamás es de sus bolígrafos y cuadernos de trabajo. Allí queda reflejada parte de su esencia.