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Columna
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Un nuevo motor para China

Los inversores preocupados por un crecimiento más lento en China deberían mirar hacia dentro. El interior del gigante asiático crece rápido y de manera más equilibrada que en las ricas áreas costeras.

El oeste chino acumula el 70% de las tierras, el 30% de la población, pero solo el 20% del total de la producción. El PIB per cápita de la megaciudad de Chongqing de 27 millones de personas, fue de 3.500 dólares en 2009, en comparación con los 10.500 dólares de Shanghái. Lo que abre mucho espacio. Además, la ciudad experimentó un crecimiento del 16% en el primer trimestre, sobre la media nacional. El éxito de sus ferias comerciales este mes mostró como una fuerza de trabajo barata está atrayendo a la inversión, el principal contribuyente al crecimiento.

También ha aumentado el gasto en infraestructuras. Y como mejoran las instalaciones, multinacionales como Intel están trasladando las líneas de producción hacia el oeste: la inversión extranjera directa fue más del doble en Chongqing en el primer trimestre, comparada con el año anterior.

Asimismo, la falta de exportaciones que antes parecía un obstáculo, ahora es una bendición. Tradicionalmente, el crecimiento en las regiones costeras estuvo impulsado por las exportaciones, dejando atrás al interior. Pero con el crecimiento de la demanda externa en máximos, el consumo domestico es ahora el objetivo del país.

Mientras, el relativo abandono del sector público significa que el crédito puede fluir más libremente a los emprendedores y pequeñas empresas de servicios. El sector privado representa más de la mitad del PIB en las provincias del oeste como Sichuan y Shaanxi, frente a una tercera parte en Shanghái. Los tigres del oeste podrían ser el próximo motor del crecimiento.

Por Wei Gu

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