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Las cajas buscan 10 millones de clientes pobres

No hay cliente pequeño ni remoto para el Instituto Mundial de Cajas de Ahorros (WSBI, en sus siglas en inglés), empeñado en doblar el número de clientes en 10 de los países más pobres del mundo.

"Se ha empezado a ver a los pobres como un mercado viable", señala Ian Radcliffe, responsable del proyecto puesto en marcha por la patronal mundial de las cajas de ahorro para sumar antes de 2014 entre 8,5 y 10 millones de clientes con pocos recursos en siete países africanos (Marruecos, Burkina Faso, Kenia, Tanzania, Uganda, Lesoto y Sudáfrica), dos asiáticos (Indonesia y Vietnam) y uno latinoamericano (El Salvador).

Radcliffe ha hecho hoy balance en Bruselas del primer año de ese plan, financiado con 20 millones de dólares por la Fundación de Bill & Melinda Gates. Y su relato, salpicado de anécdotas bancarias en mercados tan especiales, concluye que incluso la población con menos recursos está dispuesta a utilizar ciertos servicios financieros siempre que sean seguros, asequibles e inteligibles.

Uno de los secretos estriba en cobrar solo por cada operación realizada, sin imponer comisiones por mantenimiento de las cuentas. Imprescindible también alcanzar acuerdos con empresas locales (desde una oficina de correos hasta un garaje o una casa del pueblo vietnamita) para disponer de una red de distribución en países con población muy dispersa. Y la inversión más costosa, advierte Radcliffe, no será en material de oficina sino en formación del personal.

Radcliffe, británico viajado por casi todo el mundo, encaja con aplomo la inevitable pregunta: ¿ni siquiera los pobres se van a librar del sector financiero? "Las alternativas que tienen ahora son mucho más costosas", asegura el ejecutivo del WSBI. "Me he encontrado personas que que la única forma que tenían para conservar sus ahorros era comprar, por ejemplo, un frigorífico, y venderlo seis meses después con una pérdida del 40%". En otras ocasiones, añade, la población pierde directamente sus ahorros al depositarlos en mecanismos fraudulentos. O son víctimas de los usureros cuando necesitan un préstamo.

Las Cajas parecen convencidas de que su plan de bancarización puede librar de esos males a 200.000 personas en El Salvador, a 800.000 en Indonesia, a 2,9 millones en Sudáfrica... Y para ello cuenta también con la alianza de las nuevas tecnologías, porque el teléfono móvil se ha convertido en uno de los principales canales financieros, aunque de momento, solo para operaciones de pago. En Kenia, en tres años, se han abierto 13 millones de cuentas de pago a través del móvil, según el WSBI. El siguiente paso sería dotar a esos clientes de una libreta de ahorro... y garantizar que las comisiones no les devoran sus escasos fondos.

Imagen (facilitada por WSBI): sucursal de caja postal en Kenia.

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