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Burbuja tecnológica

Por qué LinkedIn no puede bajar en Bolsa

No solo el meteórico estreno de LinkedIn en el parqué ha dejado en el mercado un poso de añoranza de los felices tiempos de la burbuja tecnológica. La red social parece atrapada en una espiral alcista en la que el escaso capital flotante y una descomunal cobertura mediática tienen más que ver que los números.

Tras salir a Bolsa a 45 dólares la semana pasada, el valor se ha estabilizado en torno a los 95. Y no baja porque no puede bajar. Cuando los inversores consideran que una acción cotiza demasiado cara, tienen varias herramientas para apostar a la baja y beneficiarse de una eventual caída. Estas apuestas alcistas -al igual que las alcistas- tienen efecto en la cotización y, si se generalizan, acaban desencadenando la corrección.

Pero, en el caso de LinkedIn, estas apuestas son prácticamente imposibles de realizar. Hasta hoy no había opciones sobre LinkedIn cotizando en el mercado. La única forma de apostar a la baja es mediante un préstamo de acciones. Se toman prestados los títulos y se venden en el mercado con la esperanza de que bajen y se puedan comprar a precio más bajo antes de devolverlos.

Pero no hay acciones suficientes en préstamo, y los precios son desorbitados: 0,4 dólares al día para una acción e LinkedIn que hoy cuesta 95, según informa la cadena CNBC citando una firma especializada. Un tipo de interés anual cercano al 150%. Así, hay 1,2 millones de acciones en préstamo, que son solo el 1,3% de la empresa pero supone casi el 13% del total de títulos de LinkedIn en circulación, según datos de Wall Street Journal.

Con solo un 10% del capital de la empresa flotando en la Bolsa y medio mundo pendiente del tirón de las redes sociales, los afortunados inversores que han obtenido acciones de LinkedIn se resisten a venderlas. Y si los que no tienen valores no pueden jugar a la baja contra ellos, es lógico que la acción de LinkedIn desafíe la gravedad. Ya pasó con valores como Terra, condenados a subir por una aritmética de oferta y demanda viciada. Queda por ver qué sucederá cuando las opciones coticen y sean líquidas. Claro que, a los niveles actuales, ¿quién se atreverá a vender un call de LinkedIn?

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