Una pila de ladrillos para los bancos
Los bancos españoles se han convertido en reacios agentes inmobiliarios. Esto no es solo un peso muerto en sus balances, sino que puede ayudar a atrasar el ajuste en el mercado de la vivienda.
Las entidades de crédito comenzaron en 2008 a comprar inmuebles a los promotores antes de que sus préstamos se volvieran morosos. A medida que la crisis se hacía más profunda, los bancos se han ido adjudicando más viviendas: a finales del año pasado, acumularon propiedades por valor de 70.000 millones de euros. Y los problemas aumentan: las adjudicaciones por parte de los bancos que cotizan en Bolsa se incrementaron un 6% en el primer trimestre del año, según Barclays Capital. Un banquero estima que el sector podría ser forzado fácilmente a absorber otros 60.000 millones en propiedades en los próximos dos años.
Las entidades han hecho un esfuerzo para deshacerse de las propiedades, a menudo ofreciendo generosas hipotecas a los posibles compradores. El Banco de España también ha puesto presión, forzando a los prestamistas a provisionar hasta el 30% del valor de los activos si estos no los vendían tras dos años. Aún así, vender hoy supondría incurrir en pérdidas en muchos casos. Esto es particularmente cierto en suelo, que cuenta por cerca del valor de la mitad de los activos inmobiliarios de los bancos.
Las entidades financieras ahora tienen cerca de 177.000 viviendas, o casi e 20% del stock estimado de casas vacías, según Chevreux. Su reticencia a vender puede ser una explicación de por qué se ha producido una caída a cámara lenta en los precios de las casas, aunque hay otros factores importantes como los bajos tipos de interés. Las estadísticas muestran que los precios han descendido solo un 15,4% en relación a su valor máximo, aunque el valor de tasación quizás no refleje la realidad.
Para los bancos es tentador prolongar el dolor con la esperanza de que el mercado mejore. Pero hacer eso limitará la capacidad de crear nuevos préstamos, mientras que las sospechas sobre futuras pérdidas restringirá el acceso a la financiación mayorista. El Gobierno ya está forzando a la banca a mejorar sus ratios de capital. Incrementar las provisiones debería ser parte de la limpieza. Si el Banco de España no lo exige, seguramente será el mercado el que lo hará.
Fiona Maharg-Bravo