Zapatero organiza una cumbre laboral de urgencia para pactar la reforma de los convenios
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, recibe hoy a sindicatos y patronal en un intento de conseguir cerrar la reforma de los convenios colectivos. Esta reunión ha provocado que Zapatero haya cancelado su presencia en un foro de líderes socialistas europeos al que acudirá el primer ministro griego.
Zapatero ha conseguido matar dos pájaros de un tiro. Por una parte ha evitado una incómoda foto con el líder griego, Yorgos Papandreu y por otra ha dado un impulso a la reforma de los convenios colectivos. Así, esta noche el presidente del Gobierno recibirá en La Moncloa a a los secretarios generales de UGT, Cándido Méndez, y Comisiones Obreras, Ignacio Fernández Toxo, junto al presidente de la CEOE, Juan Rosell, con el objetivo de que su intervención sirva como impulso a unas encalladas negociaciones.
El repentino cambio de agenda que ha realizado Moncloa ha causado bastante revuelo en las últimas horas. Desde diversos frentes se ha acusado a Zapatero de organizar de organizar una cumbre laboral para excusar su presencia en Oslo. De esta forma, se evitaría aparecer en público junto con Papandreu o con otros mandatarios de países en apuros en un momento en que el fantasma de la reestructuración de deuda helena vuelve a poner a España en el disparadero. Este tipo de imágenes ya fue objeto de polémica cuando el político leonés apareció junto a al dirigente griego ante el auditorio del mediático Foro Económico de Davos.
A pesar que desde Moncloa han declarado que se trata de una reunión "sobrevenida, inaplazable e ineludible", el acuerdo no se hará oficial hasta final de mes. La razón de este retraso no es otra que la negativa de la patronal de que este pacto pueda ser utilizado de forma partidista en plena campaña electoral para las elecciones municipales y autonómicas. Por tanto, el objetivo de Zapatero no es más que certificar que las negociaciones están prácticamente cerradas.
Hasta ahora, la única incursión del Ejecutivo en las negociaciones había sido la reunión a tres bandas del pasado lunes para tratar la reforma de las mutuas y el control del absentismo. Esto ha provocado que el proceso lleve un retraso acumulado superior a los dos meses respecto al plazo que se prometió a Bruselas ya que el Ejecutivo ha preferido no imponer el acuerdo. Esto ha llevado a dilatar los plazos aunque tras semanas de negociación el único punto pendiente de cerrar es el tema de la flexibilidad interna, materia que se espera pueda cerrarse esta misma noche.