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Los 'cerdos' de Schengen también corren peligro

La Comisión Europea quiere dar el primer paso hacia una Europa de fronteras levadizas, en la que el corazón del continente podrá aislarse de la periferia. Un Schengen de dos velocidades que amenaza con dejar fuera a países como Grecia, Italia o España y, en un futuro cercano, Rumania y Bulgaria.

"Tal vez sea necesario introducir un mecanismo para reestablecer de manera coordinada y temporal los controles en uno varios puntos de la frontera interna [de la zona Schengen]", señala el borrador de la Comunicación sobre política de migración que el organismo comunitario tiene previsto aprobar mañana miércoles (4 de mayo).

El objetivo de este repliegue de la zona Schengen hacia el interior, según el documento, sería aislar a un país tan pronto como se compruebe su incapacidad para controlar la frontera exterior de la UE. "Los ciudadanos necesitan garantías de que los controles fronterizos operan adecuadamente", justifica la propuesta el texto preparado por la comisaria europea Interior, Cecilia Malmström.

De momento se trata solo de una idea. Pero la Comisión se declara dispuesta "a estudiar la viabilidad del mecanismo y presentar en breve una propuesta [oficial]". Y la crisis de Lampedusa parece generar el clima adecuado para que salga adelante, aunque Bruselas reconoce que no se trata de una respuesta a la situación en el norte de África sino, más bien, una vacuna preventiva ante la cercana entrada en Schengen de países tan porosos como Bulgaria y Rumania.

Los datos que acompañan al documento de Malmström indican que esos dos países solo rechazan el 1,05% y el 3,24% de las solicitudes de visado que reciben, frente al 7,11% de negativas como media en los países de la zona Schengen (9,97% en España).

París y Berlín consideran que ni Bulgaria ni Rumania están en condiciones de ingresar en Schengen, pero este mismo lunes (2 de mayo) una Comisión del Parlamento Europeo apoyó (por 33 votos a favor y 3 en contra) su incorporación. La luz verde definitiva requiere la unanimidad de los 25 socios de Schengen, y la propuesta de Malmström parece encaminada a intentar conseguirla.

Pero el mecanismo para tranquilizar a Francia y Alemania supondrá un cambio radical en la gestión de las fronteras. Hasta ahora, cada país decidía si necesitaba restablecer los controles temporalmente (para garantizar la seguridad de un importante acontecimiento deportivo, por ejemplo).

En el futuro, en cambio, serán los socios del club los que podrán decidir que un país ya no cumple las condiciones para seguir disfrutando de la supresión de fronteras. Y los candidatos a descolgarse formarán pronto un acrónimo muy parecido al PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España) que el año pasado identificó a los eslabones más débiles de la crisis de la zona euro.

Grecia, puerta oriental de Schengen, ya se vio desbordada el año pasado en su frontera con Turquía. Y España, en el extremo occidental, encabeza, después del país heleno, el número de aprehensiones de inmigrantes clandestinos.

Foto: El artista López Menchero ante su reproducción del Check Point Charlie de Berlín en las calles de Bruselas (B. dM., sept. 2010).

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