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Seguridad nuclear

La fuga económica de Chernóbil

Los gastos de reparación del reactor ucraniano se duplican

La fuga económica de Chernóbil
La fuga económica de ChernóbilEFE

Mañana se cumplen 25 años del estallido del reactor número 4 de la central nuclear de Chernóbil, en Ucrania. Ha sido necesario este solemne aniversario y la reciente catástrofe en Japón para poner de manifiesto los problemas de la central soviética. A poco más de un mes del accidente de Fukushima, una treintena de donantes ha vuelto a solidarizarse con el desastre nuclear de Chernóbil. El Gobierno ucraniano solicitaba 740 millones, aunque de momento, solo se han recaudado 550 millones.

Estados Unidos será el más generoso, con 123 millones, seguido por el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD), con 110 millones. Francia, Rusia y Alemania rondan los 50 millones. Japón, un habitual en la colecta, se ha descartado, dada su propia situación. España tampoco ha colaborado esta vez, aunque el secretario de Estado de Energía, Fabrizio Hernández Pampaloni, insiste en que ya se han destinado 5,1 millones en operaciones anteriores.

Las ayudas serán empleadas en la construcción de un nuevo sarcófago que evite el escape radiactivo del funesto reactor 4. El actual fue construido poco después del accidente y se encuentra en muy mal estado, pese a que fue reparado en 2009. Un proyecto titánico, propuesto por el BERD en 1997, pretendía erigir un nuevo contenedor de última tecnología que garantice la seguridad de la zona en, al menos, otros 100 años. La finalización de su plan se cifró en ocho años, pero en 2003 fue pospuesto hasta 2005. Finalmente, no fue hasta septiembre del año pasado cuando comenzaron las obras. Y el coste ha superado ya los 1.100 millones de los 530 estimados al inicio.

Dificultades en la financiación, demoras en el diseño del proyecto y su licitación, o incluso la inflación parecen ser los inconvenientes. Pero también las relaciones con el Gobierno ucraniano. "Debíamos tener mucho cuidado para evitar que los fondos desaparecieran frente a la corrupción, y eso ha significado que durante años ningún ucraniano haya hecho nada", comentó en una ocasión Vince Novak, secretario de seguridad nuclear del BERD.

Muchas voces críticas han visto la financiación del proyecto como un pozo sin fondo o han desconfiado de su éxito. La gestión de las autoridades ucranianas fue especialmente opaca durante las revueltas de la Revolución Naranja. Y la afinidad del actual presidente Viktor Yanukovich con Vladimir Putin tampoco ha ayudado a calmar estas sospechas.

No faltan tampoco los científicos que creen innecesario el levantamiento de un nuevo sarcófago, pues consideran que el reactor ha expulsado ya la práctica totalidad de residuos radiactivos. Mientras tanto, la ciudad abandonada de Pripiat, anexa a la central, se ha convertido en un particular éxodo de turistas que ya está siendo explotado, por ejemplo, con la apertura de un Museo de la Radiactividad.

Más de 200 toneladas de residuos radiactivos

La crisis de Fukushima "acelerará" la construcción del nuevo "sarcófago" que cubrirá Chernóbil, que a su vez revertirá en la solución final para la planta nipona, explica a Efe el escritor español Santiago Camacho, autor del libro Chernóbil. 25 años después. "Lo que está ocurriendo en Fukushima genera una predisposición a acelerar la construcción del sarcófago de Chernóbil por parte de las instituciones nucleares y Gobiernos de Occidente, que correrán con buena parte de los gastos", dice Camacho.El escritor y periodista, que visitó recientemente el área prohibida de Chernóbil, considera que "al menos hay 200 toneladas de material altamente radiactivo en el interior del reactor, algunas con un tiempo estimado de supervivencia de más de 25.000 años".

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