Apostar contra España sigue de moda
A pesar de que los líderes políticos insisten en que España no necesitará ser rescatada, la contratación de seguros de impago ante una posible quiebra sigue al alza.
Ni alargar la edad de jubilación, ni recortar el presupuesto, ni reestructurar el sistema financiero. Nada es suficiente para que España consiga evitar la especulación sobre su solidez financiera. A pesar de que los principales líderes europeos dan por cerrada con Portugal la lista de países susceptibles de ser rescatados, el mercado insiste en llevarles la contraria. Así lo atestigua el volumen de contrataciones de seguros de impago para cubrirse ante una caída de la economía nacional.
Ningún país tiene tantos contratos cerrados para cubrirse ante su deuda, ni un importe tan alto, según los datos facilitados por The Depositary Trust and Clearing Corporation, cámara de compensación de EE UU donde se formalizan muchos de este tipo de acuerdos. Esta primera posición esta bien consolidada: la semana pasada se negociaron 552 contratos que aseguraban deuda por un importe de 10.000 millones de dólares. El segundo país sobre el que más CDS se negociaron fue, sorprendentemente, Alemania, con 4.000 millones y algo menos de 300 contratos. Aunque este sea el país cuya deuda se usa como referente para medir la solvencia del resto, la fuerte operativa con CDS no es tanto señal de que se prevé una quiebra de la deuda germana como de que el mercado utiliza estos CDS para especular.
El funcionamiento de estos CDS es más sencillo de lo que parece. Así, si el CDS de España cotiza a 232 puntos, eso significa que cubrir una emisión de deuda de 10.000 euros en letras a cinco años (plazo de referencia) habría que pagar 232 euros. Eso es 190 euros más caro que asegurar una germana de la misma cantidad.
Es este precio que determina las probabilidades que teóricamente asigna el mercado a los impagos de deuda da lugar a situaciones cuanto menos paradójicas, ya que países como Perú o Turquía son vistos como más seguros que España. El coste de cubrirse cotiza casi 50 puntos básicos por debajo.
Es más, entre los 15 activos sobre los que se negocian más contratos de CDS están los dos grandes bancos españoles, Santander y BBVA, que son además los dos primeros emisores de deuda privada. En ambos casos en la última semana se movieron CDS sobre un volumen de deuda de unos 1.500 millones de dólares.
La labor real de termómetro del riesgo que supuestamente ejercen lleva tiempo en tela de juicio. De hecho, son numerosas las voces que hablan más de un mero producto financiero con el que especular que de su utilidad como seguro. El problema es que en la práctica han terminado por servir para presionar los precios de la deuda. Su incremento lleva aparejado un aumento en la rentabilidad exigida a las emisiones de deuda y por tanto a que se encarezca el coste de financiación.
Los notables movimientos que se registran en el mercado de CDS sobre activos españoles demuestran, además, que por mucho que España haya logrado limitar el contagio portugués, griego e irlandés, el objetivo favorito de la especulación son los activos domésticos. Una situación que explica que en las últimas sesiones los diferenciales vuelvan a repuntar en cuanto los inversores detectan potenciales tensiones.