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La duda, cómo se solucionará el vacío de poder

Fitch rebaja dos escalones la calificación de la deuda lusa

Los empresarios reclaman un Gobierno de coalición para evitar la convocatoria de elecciones anticipadas.

La salida del primer ministro de Portugal y la amenaza del rescate tuvieron ayer un efecto inmediato entre las agencias de calificación. Fitch anunció ayer una rebaja de la nota de Portugal a largo plazo en dos niveles, desde A+ a A-, y la puso en perspectiva negativa, lo que significa que en tres meses podría volver a anunciar un nuevo recorte. Fitch justificó su decisión por la dificultad de aplicar las medidas de ajuste fiscal pactadas con las autoridades comunitarias. "La rebaja refleja los mayores riesgos a la puesta en marcha de las medidas de recorte tras el rechazo parlamentario a los planes de consolidación fiscal y la dimisión del primer ministro", apuntó ayer Douglas Renwick, analista de Fitch. El secretario de Estado de Economía portugués, Fernando Medina culpó ayer a la oposición de la rebaja del rating, decidida por Fitch.

La gran incógnita que queda por resolver es cómo se solucionará el vacío de poder creado tras la salida de Sócrates. Todas las formaciones políticas que rechazaron el plan de ajuste se lanzaron a exigir elecciones anticipadas para renovar un Gobierno en minoría, elegido hace apenas año y medio. Los analistas prevén que los comicios podrían celebrarse en junio, lo que provocaría que el Gobierno saliente se viera obligado a negociar el rescate con Bruselas, algo a lo que se ha negado Sócrates "por ser negativo para la imagen, el prestigio y la reputación nacional". Descartada esa opción, la cobra fuerza un Gobierno de coalición. Sin embargo, el líder de la oposición, Pedro Passos Coelho, ha sido tajante al asegurar que solo aceptará conversar sobre esa posibilidad siempre y cuando Sócrates no estuviera entre sus miembros. El presidente de la República, Aníbal Cavaco Silva, recibe hoy a los líderes de las formaciones para buscar una salida.

Por su parte, los empresarios rechazaron la convocatoria de elecciones en un contexto económico "débil y complejo". El más claro fue Antonio Saraiva, presidente de la Confederación Industrial de Portugal, quién señaló que era el peor momento para unos comicios. "Si seguimos sin ver la realidad no resolveremos unos problemas de dimensión extraordinaria. Es vital un acuerdo parlamentario", dijo.

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