La UE avisa a Portugal de que el ajuste fiscal es innegociable
La debacle política y económica de Portugal dominó ayer la primera jornada de la cumbre europea de primavera que se celebra en Bruselas. La UE dejó claro que, gobierne quien gobierne, Lisboa deberá aplicar el brutal plan de ajuste fiscal que ha provocado la caída de José Sócrates y que, con toda probabilidad, el nuevo Ejecutivo deberá pedir un rescate valorado en 75.000 millones de euros.
El ya dimitido primer ministro portugués, José Sócrates, llegó ayer a Bruselas a la que podría ser su última cumbre europea, al menos, durante su actual mandato. Y el socialista no encontró ni tregua ni consuelo en un Consejo Europeo dominado por Gobiernos conservadores con Angela Merkel al frente. La canciller alemana dejó claro nada más llegar a la capital europea que las medidas de ajuste que le han costado el puesto a Sócrates no son negociables. "Espero que los que gobiernan o gobiernen en Portugal asuman esos esfuerzos como propios", señaló Merkel. "Es importante para Portugal pero también para toda la UE y, en concreto, para los países de la zona euro".
En la misma línea de inflexibilidad se expresó el presidente de la Comisión Europea, el portugués José Manuel Barroso, miembro del principal partido de una oposición que el miércoles votó en contra de las medidas propuestas por Sócrates para cumplir con los objetivos pactados en Bruselas.
"No creo que el Consejo Europeo cambie de actitud en cuanto a sus demandas a Portugal, planteadas en anteriores cumbres", sentenció Barroso. Y pidió a la clase política de su país que resuelva el impasse creado con la caída del Gobierno "lo antes posible" para poder ejecutar las reformas y recortes en aras "de la estabilidad económica europea".
La cumbre anterior (11 de marzo) coincidió con el visto bueno de la Comisión y el Banco Central Europeo al compromiso de Sócrates de recortar un 0,8% adicional el déficit durante este año; acelerar el desapalancamiento del sector financiero portugués y la recapitalización de las entidades; flexibilizar el mercado laboral, y reformar el sector de la vivienda y el sistema judicial.
El plan ha quedado en el aire tras la votación del miércoles a pesar de que, según señaló Barroso, "hay consenso entre las fuerzas políticas sobre la necesidad de llevarlo a cabo". Un consenso que, sin embargo, no se extiende a la figura de Sócrates como encargado de ejecutar el ajuste. Algunas fuentes diplomáticas deploraron la actitud de la oposición portuguesa, a la que acusan de anteponer sus intereses electorales a la estabilidad de Portugal y la zona euro.
Evitar el contagio a España
El malestar de Bruselas se debe también al retraso que puede suponer el vacío de poder en Lisboa para la posible intervención del fondo de rescate de la zona euro. Fuentes españolas reconocieron que siguen con preocupación la crisis portuguesa aunque, de momento, no se aprecia riesgo de contagio. Las autoridades europeas mantienen esa misma impresión. El comisario europeo de Competencia, Joaquín Almunia, aseguró ayer en Madrid que la economía española "está claramente separada" de la portuguesa.
Aun así, varios socios europeos, entre los que según fuentes gubernamentales no se alineó España, volvieron ayer a presionar a Portugal para que acepte una intervención que zanje rápidamente la inquietud de los mercados.
El primer ministro luxemburgués y presidente del Eurogrupo (ministros de economía de la zona euro), en una clara señal de apremio a Lisboa, incluso valoró ayer en 75.000 millones de euros el que sería el tercer rescate de la zona euro, tras Grecia (110.000 millones) e Irlanda (85.000 millones).
A finales de 2010, según datos del instituto de estudios Bruegel, la deuda pública de Portugal ascendía a 142.000 millones de euros, frente a los 325.000 millones de Grecia y los 153.000 de Irlanda. La banca de la zona euro acumula 38.000 millones de euros en bonos portugueses, con las entidades francesas como principales acreedoras (33%), seguidas de las españolas (19%) y alemanas (17%).
Al margen del rescate de Portugal, los líderes europeos abordaron durante la reunión de ayer su división sobre la ofensiva contra Libia. Y cerraron el llamado Pacto del euro (al que se sumaron el resto de socios de la UE, salvo Reino Unido, Suecia, Hungría y Rep. checa), que refrendarán hoy con compromisos nacionales para mejorar la competitividad de las respectivas economías. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ofrecerá un listado de casi una docena de reformas, con alguna novedad respecto a las acometidas desde el pasado mes de mayo.
Más información en la Página 19
Zapatero presenta una docena de reformas para cumplir con el nuevo Pacto de Competitividad