AT&T aún no puede cantar victoria
AT&T ha pedido al Tío Sam 39.000 millones de dólares. El gigante estadounidense de la telefonía móvil parece estar seguro de que alcanzará su ambicioso acuerdo para comprar T-Mobile USA. Prueba de ello es que el domingo hizo pública la noticia, una vez pasados el control antimonopolio y el examen de los reguladores de las comunicaciones. Pero antes de que la alemana Deutsche Telekom, dueña de T-Mobile, reciba el dinero y respire tranquila, habrá que persuadir a otros actores que no lo ven con buenos ojos.
Esta propuesta de alianza crearía un gigante con 130 millones de clientes, que superaría a Verizon Wireless, la compañía líder del sector de telecomunicaciones en Estados Unidos. Ahora la principal preocupación de los reguladores estadounidenses es la posición dominante que adquirirían Verizon y AT&T.
Sin embargo, AT&T sostiene que en los mercados locales la mayoría de usuarios de móviles pueden elegir entre cinco proveedores. Debido al parecido desarrollo tecnológico con T-Mobile, AT&T también afirma que la fusión traería un uso más eficiente del espectro de banda ancha para móvil, un cuello de botella que Julius Genachowski, presidente de la FCC, ha identificado. AT&T habla además sobre una creciente inversión en la denominada tecnología 4G. Entre otras cosas, incrementaría la conectividad en las zonas rurales, lo que resulta una baza atractiva para algunos políticos, además de un beneficio a muchos clientes.
En su comunicado sobre el acuerdo, AT&T también se alinea con cierta ideología política al subrayar que esta operación haría que "T-Mobile USA, actualmente una red de telecomunicaciones estadounidense de propiedad alemana, pasara a formar parte de una empresa con sede en Estados Unidos".
Sin embargo, el argumento de que existe "una intensa competencia" en el mercado no hace que se pase por alto el dominio de los dos mayores actores en esta industria. Hay mucho en juego para todos, no solo para AT&T. Sprint Nextel -la tercera empresa de telecomunicaciones del país, por delante de T-Mobile- y otros pequeños intermediarios sin duda van a dar guerra contra la operación.
Deutsche Telekom va a desarrollar con toda seguridad una dura campaña en favor del acuerdo, ya que podría recibir 25.000 millones de dólares en efectivo y librarse de un problema a largo plazo. De cualquier forma, ninguna de las partes interesadas debería cantar victoria antes de tiempo.
Richard Beales