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Las consecuencias del terremoto
Tribuna
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Posibles escenarios de la catástrofe de Japón

En estos momentos desconocemos en toda su dimensión la magnitud del desastre ocurrido en Japón por motivo del tsunami. Por ello, es todavía aventurado realizar previsiones sobre cuáles pueden ser las consecuencias para la economía japonesa durante los próximos meses, aunque sí podemos realizar un despliegue de los posibles escenarios que podrían derivarse de la situación en función de la gravedad de los acontecimientos.

Una de las principales preocupaciones a nivel internacional es el suministro de piezas necesarias en la cadena de producción de aparatos electrónicos y automóviles. Las empresas niponas suministran una parte relevante de los chips de memoria y otros componentes clave que se utilizan para producir electrónica de consumo a nivel mundial, y por otra parte, debido al cierre de muchas fábricas de automóviles, no va a ser posible realizar los suministros de vehículos y componentes hasta que se normalice la situación. Evidentemente, la situación será más problemática a medida que pase el tiempo si no se acaba con la alerta nuclear.

También existe una grave preocupación con respecto al suministro eléctrico, especialmente en las zonas más afectadas. Si bien los efectos sobre la población serían más soportables, determinadas industrias no podrán funcionar a plena capacidad durante las próximas semanas, ocasionando un importante perjuicio económico.

No parece, sin embargo, que el transporte marítimo o aéreo pueda constituir una dificultad añadida, debido a que, en general, los principales puertos y aeropuertos del país (Tokio, Yokohama, Osaka o Kobe) no han resultado afectados.

Desde un punto de vista más global, me parece indicado realizar algunas reflexiones para poner la situación en un contexto adecuado. En primer lugar, los diferentes análisis sobre las pérdidas económicas se sitúan en una horquilla entre los 100.000 y 200.000 millones de dólares. Si se trata de la primera cifra hablamos aproximadamente del 2% del PIB japonés, mientras que si se trata de la segunda hablamos del doble. En cualquier caso, si los daños se mantienen en esta cifra, la situación es asumible, especialmente teniendo en cuenta que Japón contará con un crecimiento extra durante la segunda mitad del año derivado de las obras de reconstrucción que, como en anteriores casos, serán asumidas en su práctica totalidad por compañías locales. Si los daños son superiores y alcanzan el 5% o más del PIB, la recuperación podría dificultarse por lo elevado de su cuantía. Un aspecto clave de toda esta situación es, por tanto, la capacidad del Gobierno para hacer frente a los gastos de reconstrucción, debido a que la deuda japonesa asciende ya al 200% del PIB. Tal y como ya he mencionado anteriormente, mientras las cifras se mantengan en los márgenes actuales es asumible, pero si la situación va a peor el Estado podría incluso tener la necesidad de apoyarse en las reservas en divisas de las que dispone en el exterior (especialmente Estados Unidos) para paliar el problema del endeudamiento.

Cabe destacar que el principal eje industrial y económico de Japón se encuentra entre Tokio y Hiroshima (al sur del país), mientras que la zona afectada se sitúa más al norte. De hecho, la región más afectada por el tsunami (Sendai) engloba aproximadamente el 7% del total del PIB japonés. Las circunstancias serían muy diferentes si la zona afectada directamente hubiera sido la de Kanto (donde se sitúa la capital del país), debido a que esta región concentra a 42 millones de habitantes, pero Sendai no es una región extremadamente poblada ni industrial.

Por último, no debemos de olvidar que la economía japonesa se sustenta en su mayor parte en el consumo interno, por lo que una recuperación de la capacidad de consumo de los japoneses sería una excelente noticia para el país una vez se haya reiniciado la recuperación, especialmente si tenemos en cuenta que muchas fábricas se encuentran en situaciones de baja producción.

En resumen, la gravedad de la situación será mayor cuanto más se tarde en resolver el problema en Fukushima, pero debemos de confiar en la capacidad del país en recuperarse, como ya ha demostrado en anteriores ocasiones.

Amadeo Jensana Tanehashi. Director de programas económicos de Casa Asia

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