La espiral de los activos de riesgo
El terremoto de Japón ha sacudido la confianza de los inversores en la economía mundial. Las tensiones son especialmente altas, porque los inversores tienen mucho que perder. Los productos agrícolas y los metales comunes se han disparado, a la espera de la recuperación. Las protestas en Arabia Saudí, unos débiles datos comerciales chinos y el bochornoso desempleo de EE UU han dejado vulnerables a estos activos de riesgo.
La confianza y las materias primas han sido el gran tema del año pasado. Los inversores estaban preocupados por cubrir el riesgo de caída del dólar en el contexto de una pujante recuperación de Asia. El resultado fue una desordenada avalancha de dólares baratos hacia activos relativamente arriesgados: monedas de mercados emergentes, bonos y acciones, metales preciosos, petróleo, cobre y carbón, trigo y maíz, etc. Pese al optimismo sobre la economía de EE UU enviado a los mercados emergentes, el alto precio de coberturas tradicionales indicaba que los inversores continuarían comprando metales comunes y productos agrícolas. Pero las fuertes ganancias señalan que los inversores tienen ahora más riqueza invertida en estos activos. Como resultado, son muy sensibles a las sugerencias de que, o bien la demanda de materias primas o bien la inflación puedan dirigirse al sur.
Ahora, el miedo nos llega a nosotros. Antes incluso de que el terremoto sacudiera la costa noreste de Japón, China asestó un golpe a la confianza al reportar un raro déficit comercial en febrero. Los decepcionantes números frente a las reclamaciones de los desempleados estadounidenses fueron otro golpe. Más al oeste, las noticias de que la policía de Arabia Saudí había disparado contra manifestantes chiítas han alimentado los temores hacia la espiral de precios del petróleo, que podría afectar el crecimiento mundial. A largo plazo, las perspectivas sobre los productos básicos que necesita Asia para su acelerada prosperidad no cambian. Pero muchos inversores han estado jugando con las materias primas a raíz de la inflación, no por la demanda a largo plazo. Lo que significa que hasta una pequeña descarga es suficiente para enviar los activos de riesgo hacia una espiral. El impacto económico del tsunami aún está por verse. Cuando las expectativas son altas, un golpe relativamente moderado puede también producir una reacción grave.