Los sindicatos de AENA se equivocan
El último conflicto de los controladores aéreos, desatado en el puente de la Constitución, desembocó en el estado de alerta y la militarización del control aéreo en España. La indignación generalizada en todo el país y la malparada imagen del colectivo de los controladores, por un empleo torticero de medidas de presión cargadas sobre las espaldas de los usuarios, parecían bastar para que todos aprendiésemos la lección. No hay tal. Las secciones sindicales de CC OO, UGT y USO han presentado ante Trabajo una convocatoria de 22 días de huelga entre abril, julio y agosto, como protesta contra la privatización de AENA, que apunta directamente a las fechas en que más fastidio pueden causar a los usuarios, empezando por la Semana Santa. Si alguien quisiera perjudicar seriamente a los viajeros de aerolíneas, a sectores como el transporte y el turismo y, en fin, a la economía española en general, no lo habría hecho mejor.
Fomento está en la obligación de actuar, con el consenso como objetivo, pero con urgencia. Porque el daño al sector turístico empezó ayer. Una vez más hay que exigir la regulación del derecho de huelga para evitar que un colectivo ponga sus demandas por encima de los derechos de todos los ciudadanos, quienes, por lo demás, sufren las debilidades de una AENA que mejorará, sin duda, con la participación eficaz del sector privado.