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Concurso para el tren de alta velocidad entre Tampa y Orlando

Las constructoras españolas cambian de tren en Estados Unidos

Los seis mayores grupos españoles de construcción van a entrar en el proceso por construir y operar el tren de alta velocidad de California. En estos días presentan sus muestras de interés a la Administración y algunos están dispuestos a repetir los consorcios formados para el concurso de la alta velocidad de Florida, congelado después de que el nuevo gobernador Rick Scott rechazara fondos federales para la obra.

El polo de interés para los grandes de la construcción y concesiones de todo el mundo se ha trasladado de costa a costa de Estados Unidos: desde Florida hacia California. El concurso para el pionero tren de alta velocidad entre Tampa y Orlando, para el que Ferrovial, Acciona, ACS, Globalvía y OHL habían establecido consorcios, ha sufrido un parón tras la llegada del republicano Rick Scott al gobierno de Florida. Entre sus primeras decisiones, ha desatado una tormenta con el rechazo de 2.400 millones de dólares en ayuda federal para la financiación de un proyecto que queda congelado.

Entretanto, California toma velocidad en su intención de unir Sacramento y San Francisco, desde el norte, con San Diego a través de un corredor de más de 800 millas (1.330 kilómetros) que precisa miles de millones de inversión. Un plan que ha llamado la atención de los seis mayores grupos españoles de construcción. Todos ellos, menos Sacyr, habían formado alianzas de la máxima solvencia para presentar batalla en el proceso de Florida.

Muestras de interés

ACS, OHL, Sacyr, Acciona y el tándem que forman la concesionaria Globalvía y su accionista FCC hablan de frustración en Florida y han confirmado a este periódico que participarán en el primero de los concursos de California. Fuentes del sector dan por descontado que Ferrovial también estará en la línea de salida y que muchas de ellas repetirán los equipos montados para Florida. En este caso, el que parece tenerlo más claro es Acciona, que pretendía pujar junto a Macquarie, y Bombardier.

Las empresas tienen hasta el 16 de marzo para mostrar su interés por la iniciativa a la California High-Speed Authority, que parece estar dispuesta a entregar a manos privadas el diseño, financiación, construcción, mantenimiento y operación de la línea. California High-Speed Authority celebrará un encuentro con las compañías que den este primer paso a primeros de abril, para trazar las líneas maestras de la que promete ser la mayor inversión en infraestructuras acometida hasta el momento en EE UU.

El primer tramo a licitar va de Fresno a Bakersfield a lo largo de 115 millas (192 kilómetros) de vía. Este debe servir de banco de pruebas antes de acometer el resto. California demanda un tren con una velocidad de 220 millas (365 kilómetros) por hora y prevé para ese primer tramo un coste de 5.500 millones de dólares (3.940 millones de euros) que busca financiar con fondos públicos, sin descartar aún la participación privada.

Un aspecto por decidir es si entregará esa primera porción del corredor a un solo consorcio o se partirá la licitación en varios lotes. Dependerá de próximas conversaciones con la industria. Durante esta primavera deberá presentarse la documentación para la precalificación en el primer concurso y, a finales de año, California pedirá propuestas formales. La adjudicación de los trabajos debería ejecutarse en el segundo semestre de 2012.

En cuanto a Florida, la decisión de Scott obtuvo contestación en el Senado, donde demócratas y republicanos pidieron a la Secretaría de Transportes que no diera por muerto el que iba a ser el primer tren de alta velocidad del país. Todo un referente en el plan Obama de infraestructuras.

Pero Scott volvió a oponerse el viernes -plazo dado por la Secretaría de Estado para aceptar los fondos federales- a promover esta concesión millonaria. Máxime cuando la Corte Suprema de Florida autorizó ese mismo día la decisión del gobernador de rechazar los fondos. El concurso había concitado el interés de grupos de medio mundo. Ahora, los 2.400 millones de dólares en ayudas serán repartidos entre otros Estados que promuevan planes de alta velocidad ferroviaria.

Un peso pesado del sector como jefe

Al frente de la Autoridad para la Alta Velocidad de California figura desde junio de 2010 un ex alto cargo del fabricante francés de trenes Alstom. Se trata de Roelof van Ark, quien reúne más de 30 años de experiencia en el sector de las infraestructuras de transporte. Su último cargo en el campo privado fue el de presidente de Alstom Transportation a lo largo de cinco años. Anteriormente fue primer ejecutivo de Invision Technologies y ocupó distintos cargos de alta responsabilidad durante 20 años en Siemens, donde llegó a ocupar el sillón de presidente de la división de Sistemas de Transportes entre 1999 y 2002.Van Ark será quien reciba las muestras de interés de constructoras y concesionarias por la alta velocidad californiana. Dos de sus antiguas empresas ya pretendían vender sus trenes en Florida. Alstom lo hacía en equipo con OHL y Siemens formaba consorcio con Globalvía y FCC. Los dos fabricantes repetirán a buen seguro en el proceso de licitación que se va a abrir en California, como lo harán muy probablemente Talgo o Bombardier.

España domina en Florida

El capital español tenía máxima representación en los planes de la alta velocidad ferroviaria de Florida. Para el primer tramo ACS concursa con la brasileña Odebrecht y distintos grupos chinos, como CSR y CRCC.Globalvía y FCC iban con la sueca Skanska y la germana Siemens. OHL proponía el material rodante de la gala Alstom y forma equipo con la también francesa Vinci y con la británica Virgin.El equipo de Acciona ha sido de los últimos en configurarse. La firma de los Entrecanales jugaba junto al fabricante de trenes Bombardier y el fondo de infraestructuras Macquarie.Y Ferrovial afrontaba el concurso del tramo entre Tampa y Orlando junto a Elecnor, la británica Invensys Rail, la estadounidense Prince y la portuguesa Soares da Costa.Enfrente de las propuestas españolas destacaban las de las estadounidenses Bechtel y Parsons, la segunda con un fuerte consorcio de firmas coreanas. La británica Balfour Beatty, por su parte, va aliada con firmas japonesas.Algunos de estos grupos podrían repetir en el proyecto californiano.

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