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Columna
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El crédito exterior deja a Asia expuesta

Asia se ha atiborrado de crédito exterior. Los préstamos extranjeros a la región aumentaron el 16% en el tercer trimestre de 2010, hasta los 2,8 billones de dólares, según datos preliminares del Banco de Pagos Internacionales (BIS). La última vez que el crédito exterior aumentó tan rápido fue a mediados de 2008, antes de la crisis global. La tendencia plantea dudas sobre si el fervor de los inversores por el rápido crecimiento en Asia ha creado una burbuja de crédito.

Los bancos han estado vertiendo fondos en la región, como un voto de confianza en sus perspectivas económicas. HSBC informó recientemente de que sus préstamos a la zona Asia-Pacífico crecieron un 35% en 2010, por ejemplo; Standard Chartered creció el 22%. China y la India son los beneficiarios, pero también Australia, Corea del Sur y Hong Kong, según los datos de BIS. Japón está más endeudada, con préstamos ultramar de 1,1 billones, pero los diminutos préstamos de Camboya crecieron más rápido, el 46% año tras año.

No es de extrañar que la creciente riqueza y la solvencia hayan atraído a los prestamistas hacia el Este. Bajos tipos de interés y la relajada política monetaria en EE UU, Europa y Japón han inundado también el mundo con dinero barato. Buena parte de este efectivo ha acabado en Asia, financiando Gobiernos y la compra de activos. También ha impulsado el crecimiento de las empresas.

El balance general de Asia es lo suficientemente fuerte para manejar la montaña de deuda extranjera. Las economías de la región sobrevivieron a la crisis de crédito de 2008 en gran parte porque los niveles de apalancamiento eran bajos. Los Gobiernos han acumulado grandes reservas de dólares por si los inversores ponen pies en polvorosa de forma inesperada.

En cualquier caso, Asia es de nuevo vulnerable a un cambio de apetito por el riesgo. Una mera señal de crisis soberana en Occidente o un crash inmobiliario en una gran economía como China podrían causar una retirada de fondos a una velocidad devastadora. Alrededor del 41% de los préstamos extranjeros a Asia tiene una duración de un año o menos. Incluso con un balance general fuerte y una gestión prudente de las reservas, un vacío de liquidez dejaría a muchas compañías, y algunos Gobiernos, al descubierto.

Por Wayne Arnold

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