Los amigos autoritarios
Los grandes de la Fórmula 1, el tenis, el ciclismo o el fútbol no tienen empacho en mantener relaciones con Gobiernos de naturalezas más que dudosas.
La próxima semana debía arrancar el Mundial de Fórmula 1 en Bahréin. Sin embargo, las protestas populares pidiendo la democratización del país han llevado a anular la cita. Eso sí, a petición del propio Gobierno, nadie en el gran circo se manifestó al respecto, y además se pretende que la cita se celebre en noviembre para no perder los 40 millones de euros que abona el país por cada gran premio, según contrato hasta 2015.
En líneas generales, el deporte no tiene problemas con los regímenes totalitarios. Ni los tuvo en el pasado, con eventos tan tristemente recordados como los Juegos Olímpicos de 1936 en Berlín o el Mundial de 1978 en Argentina, ni tampoco ahora si el dinero de por medio es suficientemente atractivo.
Aunque el deporte presume de apolítico, lo cierto es que incluso en su origen como espectáculo de masas hay motivaciones políticas. El mítico rey Ifitos de Elida organizó, según la tradición griega, los primeros Juegos Olímpicos para que supusieran un periodo de tregua en una guerra entre polis del siglo VIII antes de Cristo.
El hijo de Gadafi fichó como entrenador a Bilardo
El país totalitario con mayor inversión deportiva en los últimos tiempos es Kazajistán. Aunque no está de los primeros en los rankings de vulneración de derechos humanos, no es precisamente un lugar con buena salud democrática. Su presidente, Nursultan Nazardayev, lo es desde la independencia en 1991. Aunque la Constitución dice que no se puede revalidar más de dos mandatos, en 2005 introdujo una excepción para su persona y seguidamente ganó otras -poco claras- elecciones por un 91% de los votos.
Kazajistán lleva invertidos más de 200 millones de euros desde que decidió hacerse cargo del antiguo equipo ONCE en 2006 y darle el nombre de su nueva capital y del principal conglomerado industrial del país, Astaná. Para él corre desde el inicio de su carrera Alberto Contador, y en él intentó su retorno Lance Armstrong.
Esta semana se disputa la primera ronda de la Copa Davis, que en su grupo mundial tiene un solo debutante: Kazajistán. Los cuatro tenistas que representan al país son nacidos en Rusia y nacionalizados por decreto.
Una situación política similar se vive en la vecina Uzbekistán, país con el que el Barcelona mantiene una extraña relación de amistad. Además, si bien según un informe de la ONU en 2002 el empleo de torturas con prisioneros políticos en Uzbekistán es "sistémico", el presidente Islom Karimov -igualmente vitalicio- también ha conseguido atraer a su país un torneo de tenis femenino, deporte que le interesa de forma muy particular.
La relación del tenis mundial con los países totalitarios es reciente, puesto que los principales circuitos están controlados por los sindicatos de jugadores que preferían eludir ese tipo de contactos. Sin embargo, la puerta se abrió a lo grande cuando el Gobierno chino ofreció 10 millones de dólares por acoger los Masters de 2002, cantidad que se multiplicaría entre 2005 y 2008, como parte de la promoción olímpica de Pekín.
Cuando un periodista interrogó en la presentación del acuerdo en Wimbledon al presidente de ATP, Mark Miles, sobre el cambio de actitud de los tenistas respecto a los problemas de derechos humanos en China, fue acompañado por miembros de seguridad fuera de la sala donde se celebraba la rueda de prensa.
La relación del fútbol con los Gobiernos dictatoriales tiene una larga y conocida tradición. Un capítulo reciente es el vivido por la familia Gadafi: uno de los hijos, Al-Saadi, tiene el fútbol como hobby y ha vivido todo tipo de experiencias. Decidió fichar un equipo de técnicos estrella para la selección de Libia -en la que era fijo-, compuesto por Carlos Salvador Bilardo como entrenador y el exatleta Ben Johnson como preparador físico.
Se convirtió en accionista de la Juventus y llevó la final de la Copa de Italia de 2002 a Trípoli. Finalmente, ya entrado en la treintena, fichó como jugador sucesivamente por el Perugia y el Udinese; con el primero no llegó a debutar por dopaje. Entre medias, se compró un equipo libio, el Al-Ittihad, que jugó un amistoso a puerta cerrada con el Barça en el Nou Camp en 2003.
El lazo uzbeko del Barcelona
Jugadores como Carles Puyol y Andrés Iniesta han viajado a Tashkent, capital de Uzbekistán, para realizar actos con el Bunyodkor. El equipo protegido del régimen, nacido en 2005 y finalista de la Champions asiática tres años después, parece tener una obsesión con el equipo azulgrana. En 2008 fichó al semirretirado Rivaldo tras fracasar su intento de llevarse a Eto'o.En 2009 decidió cambiar su escudo por el que figura junto a estas líneas, con la silueta del azulgrana, después de disputar un amistoso con el Barça a puerta cerrada en enero de 2009 en el Miniestadi, como parte de un acuerdo por el que los catalanes percibieron cinco millones de euros. El tema sigue coleando, puesto que un intermediario ha demandado al expresidente Joan Laporta con una reclamación del 10% de lo ingresado por esta operación. El Barcelona también ha sido criticado recientemente por sus acuerdos con Catar, otra monarquía absoluta pero que organizará el Mundial 2022.
Traslado a noviembre
Todo hace indicar que el próximo martes el consejo de la FIA decidirá el traslado del Gran Premio de Bahréin al 20 de noviembre -domingo sin carrera- o el 27 -en lugar del G. P. de Brasil con que tenía previsto terminar el calendario-. Según Bernie Ecclestone, ya no hay problema para la celebración de la cita porque "ya no veo ninguna noticia de manifestaciones en televisión".