Estricta disciplina en las cuentas
El conjunto de las Administraciones públicas cumplió en 2010 con el objetivo de déficit. Bien es verdad que por los pelos, pero el déficit del 9,24% del PIB sobre un mandato del 9,30% es suficiente para superar el curso. Sin embargo, no hay motivo de alegría. Porque este resultado se debe básicamente a la buena nota del Estado central, mientras que las cuentas de más de la mitad de las comunidades autónomas no han cumplido y, de ellas, cuatro (Castilla-La Mancha, Murcia, Baleares y Cataluña) suspenden sin paliativos. A la vez, y mientras la Seguridad Social ha entrado en déficit por primera vez en su historia, las entidades empeoraron también el objetivo previsto.
Las Administraciones territoriales tienen una responsabilidad en las cuentas del Estado de la que demasiado a menudo parecen desprenderse, como si no formasen parte del conjunto. Es una grave irresponsabilidad que se debe sanear con altas dosis de disciplina presupuestaria. Solo con ortodoxia en el gasto podrá España presentar unas cuentas que impriman confianza a los mercados. Podemos confiar en el "esfuerzo" de las comunidades para ceñirse a la senda de la consolidación que asegura la vicepresidenta Elena Salgado. Pero tampoco es descartable que, tras las elecciones autonómicas del 22 de mayo, empiecen a surgir nuevos agujeros.